Ciencia

Cómo una película puede manipular la manera en que vemos las cosas

Nuestro cerebro y su capacidad de generar imágenes es todo lo que necesitamos para disfrutar de la película.

Si lo único que deseamos es observar y disfrutar la película, en realidad estamos equivocados, porque lo que nuestro cerebro desea es nada más y nada menos que almacenar la información de manera constante y generar el contenido visual a su manera, todo ello para proporcionar un espectáculo visual más atractivo.

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Los cineastas han aprendido esta técnica, y por medio de un experimento se ha comprobado algo que, hecho por intuición, favorece al desarrollo de la temática en la película: involucrar los efectos visuales con los reales. En el siglo XXI, la mayoría de las películas hacen uso de la tecnología de generación de imágenes por computadora (CGI) en la grabación de escenas, aunque este no sea el aporte principal.

Es claro que los efectos juegan un papel importante en el apartado visual de la película, pero aún más las cosas reales, como los objetos de utilería y los rostros. Esto se comprobó mediante una presentación de un clip de la película Iron Man 2, escena en la cual aparece Tony Stark en la Formula 1, cuando Vanko se acerca y destruye el coche partiéndolo en varias partes. Tim Smith, científico de la Universidad de Londres, puso a prueba las capacidades del director Jon Favreau en su película.

Todo lo que ves es real, y todo lo que no ves es falso.

Se coleccionaron datos de 75 personas en base al seguimiento de sus ojos, registrado por cámaras, además de un software que generaba un mapa de calor cuadro por cuadro superpuesto en el clip de video. La marca roja indica el punto de concentración donde la mayoría de las personas concentraban su vista, como lo fueron las armas, el rostro de los actores y los pedazos del vehículo, mientras que la gente en las gradas en realidad fueron creadas por el CGI.

Los resultados se mostraron al director, sorprendido por lo que su intuición y experiencia constantemente logran sin tener que recurrir a la ciencia, ya que se basan en lo que ellos consideran será de mayor relevancia para el espectador, y por lo tanto deben priorizar lo que de verdad importa, y minimizar un tanto lo que es irreal.

He ahí la importancia de continuar utilizando objetos reales, pues para los cineastas, simular un evento relacionado con la física resulta ser una cuestión muy complicada, puesto que el movimiento de los objetos en un rompimiento es aleatorio, según las pruebas que Favreau y su equipo idearon para transformar en imagen de computadora dicho suceso.

Algo más que decir, es la gran dificultad que para ellos resulta generar un rostro humano, aunque no necesariamente tienen que hacerlo, sabiendo que las personas disfrutan observar el contenido real. Favreau tiene como destino la dirección de la nueva película de El Libro de la Selva, la cual hará uso del CGI en su mayor parte, exceptuando los rostros de los actores.

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Los científicos continúan intrigados por la manera en que nuestro cerebro interactúa con el contenido visual, aludiendo a nuestra capacidad de percepción para hacernos a la ilusión de que procesamos las imágenes de manera secuencial, cuando realmente almacenamos información real e irreal, para luego conjuntarla y genera el mejor efecto de todos con nuestro cerebro.

La mejor herramienta de efectos visuales es el cerebro de la audiencia.

No se pierdan el video comentado por Jon Favreau directamente en el sitio de Oscars.

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