México se encuentra en un proceso de cambio tecnológico importante desde 2004 de manera formal. A partir de aquel año inicio la transición a la Televisión Digital Terrestre (TDT), que no es otra cosa más que la evolución de la televisión como la hemos conocido. Históricamente, las señales de televisión -en blanco y negro o a color- han sido analógicas.
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Han existido diversas decisiones políticas que han influido de manera importante en el proceso. En un inicio, la política se encontraba a cargo de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT). Años después pasó a la ahora extinta Comisión Federal de Telecomunicaciones (COFETEL), pero la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones que entró en vigor a mediados de 2013 llevó el mando del proceso nuevamente a la SCT.
La transición a la TDT implica que las estaciones de televisión deban sustituir sus equipos transmisores y gran parte del equipo utilizado durante la producción de los programas que transmiten. A su vez, vuelve necesario que la población cuente con equipos receptores compatibles con las señales digitales. El ajuste provocado por la reforma constitucional ha propiciado que no quede muy claro cuál será el destino de los televisores analógicos.
La transición a la TV digital en México
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En mayo de 2012, la COFETEL determinó ajustar las fechas del proceso de transición, atendiendo un decreto presidencial expedido en 2010. Inicialmente, la meta era lograr que todas las estaciones de televisión transmitieran en formato digital para 2021, pero no había una fecha para terminar con las transmisiones analógicas. El decreto en cuestión ordenó que esto sucediera en todo México a más tardar el 31 de diciembre de 2015.
Para conseguir “apagar” las señales analógicas, la COFETEL planteó un esquema de “apagones analógicos” por localidades. La primera fue la ciudad de Tijuana, ubicada al norte del país, que transitó a la TV digital en julio de 2013. Para lograr concretar el apagón en esa localidad, fue necesario que la COFETEL regalara decodificadores y antenas para que fueran conectados a los televisores analógicos y lograr que éstos pudieran recibir las señales de la TDT.
La importancia de que el gobierno regale decodificadores a la población que no los puede adquirir radica en que, a nivel internacional, para lograr un apagón analógico es necesario que entre el 85% y el 95% de la población que recibe señales analógicas tenga acceso a la TDT.
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En México, el nivel se situó en 90%. Por otra parte, la transición despejará la banda de 700 MHz -ocupada por los canales 52 a 69 de TV-, que resulta útil para ofrecer servicios de telecomunicaciones móviles.
La nueva estrategia: regalar televisores
(cc) Clean Bread and Cheese Creek / Flickr
En su momento, la COFETEL planeó continuar con el esquema de distribución de decodificadores entre 2013 y 2015. Sin embargo, el programa de trabajo publicado por la SCT el mes pasado ha considerado un cambio radical. La nueva estrategia consiste en distribuir televisores digitales que tengan capacidad de conectarse a Internet.
El aspecto ecológico
Independientemente de las objeciones que se puedan poner a las limitantes de conectarse a Internet a través de un televisor, existe un elemento aún más preocupante. No existe una estrategia clara para reciclar o confinar los televisores que sean desechados por las familias que reciban televisores digitales, lo cual resulta alarmante en un país que ha triplicado la producción de basura electrónica en los últimos 7 años.
El programa de trabajo recién publicado solamente ofrece una tímida línea de acción al respecto, cuando se refiere a un programa que será diseñado por la SCT y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT):
Establecer un plan de manejo para los televisores analógicos desechados producto de la transición a la TDT que considere el acopio y reciclaje.
Sin embargo, el plan de manejo no tiene una fecha concreta para su publicación y puesta en marcha. Tampoco es muy clara la estrategia que será utilizada para implementar esta línea de acción. Es importante notar que algunos componentes de los televisores digitales contienen materiales peligrosos para el ambiente como el Plomo y el Cadmio.
El consumo eléctrico
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Afortunadamente parece que no todo está perdido con respecto al impacto ambiental de este proceso de transición. Una de las razones que expone el gobierno para elegir a los televisores sobre los decodificadores es el consumo de energía. Las cifras de la SCT señalan que un televisor digital consume hasta un 60% menos electricidad que un combo de televisor analógico y decodificador.
La SCT apunta también que, en el caso de entregar decodificadores, el consumo de energía eléctrica aumentaría hasta en un 9%. Lo que esta secretaría no menciona es el consumo adicional que generarán los televisores analógicos que no sean desechados por las familias beneficiadas. Hay que tomar en cuenta que cada familia tendrá derecho únicamente a un televisor digital, por lo que es probable que algunos televisores analógicos permanezcan en los hogares, aumentando el consumo de electricidad.
Es probable que con el paso del tiempo existan acciones concretas para reducir el impacto que tendrá sobre en el ambiente este proceso de transición tecnológica. Lo deseable es que tales estrategias sean publicadas a la brevedad y muestren un compromiso auténtico con la preservación del ambiente, que es incluso más importante que la liberación de una banda de frecuencias.