Si alguna vez han pasado por una brutal ruptura sentimental, la cobertura de una WWDC en Gizmodo o cualquier otro evento altamente traumático, seguramente por su mente ha pasado la idea de borrar recuerdos, tal vez temporalmente o tal vez para siempre, como en “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos”. No desesperen, almas en pena, que la ciencia nos está acercando a ese sueño.
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Ya es bien conocido que es fácil plantar recuerdos falsos en un sujeto sin ser necesario comprar una aerolínea completa, científicos del MIT lo han hecho con ratas. Pierre Janet y Sigmund Freud fueron los pioneros en esta área. Para 1975 Elizabeth Loftus empezó a realizar estudios donde se utilizaba el lenguaje para modificar nuestra memoria.
Sabiendo que las memorias son algo que cambia constantemente de forma y se parecen más a una ficha de referencia que a un libro de consulta, investigadores de la Universidad de California en San Diego lograron borrar y reactivar posteriormente memorias en ratas y publicaron su estudio el día de ayer en Nature.
Pobre rata sin recuerdos
Para eliminar un recuerdo primero hay que crearlo. Se toma una rata modificada genéticamente para hacerla sensible a estímulos ópticos, un sistema para dar pequeñas descargas eléctricas y una manera de medir los pulsos. El primer paso es crear el recuerdo y para ello le damos una pequeña descarga a la rata mientras se estimula su cerebro para fortalecer la sinápsis y crear una asociación dolor-miedo.
Para borrar la memoria solo debemos estimular los mismos nervios que usamos para condicionar a la rata pero con una serie de pulsos ópticos de baja frecuencia, esto causa que la rata pierda la asociación que había creado anteriormente.
¿Para restaurar la memoria? Sólo es necesario un pulso de alta frecuencia y las ratas volverán a demostrar miedo aunque no se les den choques eléctricos.
Saber algo, olvidarlo y luego recordarlo, solo para olvidarlo de nuevo suena bastante similar al Alzheimer (en una versión supersimplificada) y aunque a diario se anuncian nuevos artículos de investigación que “son un gran paso” para “curar” el cáncer, prevenir el Alzheimer o librar al mundo de los horrores del Auto-Tune, esta investigación ha logrado demostrar que es posible invertir el fallo de la sinápsis. Equiparable al efecto de la ß-amiloide, los pulsos de baja frecuencia en la enfermedad de Alzheimer.
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Aún falta un largo camino para poder caminar a una clínica y eliminar selectivamente una memoria o una persona de nuestra vida, pero nos acercamos por diversos frentes al fin común de entender y manipular las memorias humanas como las de un ordenador.
Siempre hay que recordar que la ciencia, como el amor, no se hacen en un día.