Las ventas de los últimos años confirman una tendencia que se consolida: los discos de vinilo resurgen con fuerza. Desde hacía 15 años en que las cifras de discos no tenían tal alcance en países como en el Reino Unido, en donde se vendieron 780 mil álbumes en 2013.
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Desde los años ochenta, el disco compacto inició el desplazamiento del vinilo con sus muchas ventajas como la practicidad y un sonido límpido, con menos ralladuras y rupturas. Dichos artefactos fueron desechados, embodegados o relegados a ciertos circuitos musicales como el rap y en general, los y las DJ. Las tornamesas dejaron de ser un dispositivo por defecto en los reproductores caseros y el disco compacto se volvió omnipresente.
La reedición de álbumes en vinilo se mantuvo durante una década como una actividad reservada a aficionados y coleccionistas. Pero siempre en búsqueda de la distinción y en una cíclica mirada a lo vintage que ocurre en todas las épocas, los consumidores buscan desde hace cinco años al menos con mayor frecuencia los viejos discos en búsqueda de una experiencia distinta como melómanos.
Nos suena muy 2005 el tener un iPod de 32GB con 20.000 canciones codificadas a 128 kbps, muchas de las cuales nunca escucharemos. Cualquier melómano con el oído entrenado o con acceso a dispositivos de audio de alta fidelidad, puede distinguir la dramática pérdida de calidad de un archivo mp3, que, muy básicamente, elimina la información innecesaria de su contenido esencialmente en frecuencias de sonido no perceptibles al escucha promedio. No en vano, la experiencia en los dispositivos apunta en el futuro más hacia la calidad que a la cantidad.
El vinilo, hoy en día, permite una experiencia distinta a la escucha convencional. La discusión sobre calidad y preferencia entre los audiófilos sobre cd versus vinilo es compleja y muy diversa. Pero entre otras cosas, con el vinilo es posible escuchar a artistas actuales con la vieja textura retro del hiss y la aguja; permite la apreciación de los álbumes como conceptos circulares y, en definitiva, anula el efecto shuffle. Si, ese que te muestra canciones en el reproductor portátil de tamaño giga, canciones rándom que no sabías que existían y que ni recuerdas cómo llegaron a almacenarse ahí.
En 2013 dos de los discos más vendidos en vinilo fueron AM de Artic Monkeys y Random access memories de Daft Punk. Aunque en proporción a la cada vez más grande cantidad vendida de archivos digitales musicales, los discos de vinilo tienen una cifra reducida del total de ventas de la industria, nunca imaginamos que estos dispositivos regresaran con lentitud pero a paso firme, a la sala de muchas casas.