Luego de que el Primer Ministro de Turquía, Tayyip Erdoğan, ha dado muestras de su afición por bloquear sitios de Internet, la Corte Constitucional de Turquía se ha convertido en el último recurso para reclamar estos actos. Los casos de bloqueo más recientes y emblemáticos son Twitter y YouTube, porque han dado muestra de la intersección existente entre el derecho y la tecnología. Por un lado, los usuarios de Internet en Turquía recurrieron a utilizar los DNS de Google para continuar accediendo a Twitter, dando una muestra de que la tecnología ofrece variantes cuando existe represión o censura por parte del gobierno. Por otra parte, Google decidió seguir el camino de las leyes para reclamar el bloqueo a su plataforma de videos.
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Ambas estrategias dieron resultado. En particular la segunda, porque se ha dado a conocer que la Corte Constitucional de Turquía anuló ayer el bloqueo a YouTube en aquél país. La decisión fue tomada con base en el artículo 26 de la Constitución turca, que señala:
Toda persona tiene derecho a expresar y difundir sus pensamientos y opiniones de palabra, por escrito, mediante imágenes u otros medios de comunicación, individual o colectivamente.
Como se puede ver, la libertad de opinión y expresión sigue siendo el derecho fundamental que protege a los usuarios de Internet cuando alguna autoridad pretende bloquear el acceso a determinados sitios o contenidos. En el caso de Erdoğan, las motivaciones políticas fueron las que lo llevaron a impulsar el bloqueo, pero los pretextos pueden ser diversos.
Lo que resta es saber si las autoridades turcas implementarán la orden de la corte. En su momento advirtieron que no levantarían el bloqueo hasta que “el contenido criminal” fuera removido.