Tal vez fue en la Terminal 1 del MEX , o en la T4 de MAD o el terminal de carga en SCL; pero seguramente no fue en la A-1 del FRA porque esa pareciera ser la fábrica de los A380. Al final del día donde viste por primera vez un Boeing 747 es irrelevante, pero jamás se olvida el shock de tratar de entender como es posible que una máquina de esas dimensiones pueda vencer a la gravedad y elevarse 12,000 metros sobre el suelo. Ver por primera vez un 747 en persona es como ver jugar, por primera vez, a Roger Federer.
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Jamás se recuerdan los 76 metros y medio que el 747-8I tiene de largo, pero sí se recuerda el interminable pasillo lleno de hombres de traje más acostumbrados a volar por sobre las ciudades que recorrerlas sobre ruedas; pero también se olvidan los 69 metros de envergadura que parecen, a través de las ventanillas, fundirse con las nubes mientras la aeronave se desliza por el cielo propulsada por un combustible que aumenta de precio más rápido de lo que se consume en los motores.
Y ese es precisamente el talón de Aquiles del legendario Boeing 747. Con una autonomía de casi 16 horas de vuelo a 978 km/h a coste de 243,120 litros de aero-queroseno, es fácil entender porque se ha estado buscando una alternativa más ecológica y económica.
Entra el Solar Impulse 2, un nuevo prototipo de avión, que no busca reemplazar al 747 pero sí tiene una envergadura similar y el peso de un auto promedio (2.3 toneladas); creado por un equipo financiado por Omega, ABB, y Schindler, el equipo está lidereado por Bertrand Piccard, el primer hombre en darle una vuelta al globo terráqueo en uno aerostático y parte del proyecto del primer Solar Impulse.
El avión incluye un asiento que funciona como cama e inodoro, las alas están recubiertas de fibra de carbono y tiene baterías capaces de almacenar 165 kWh para alimentar un motor de 17.5 caballos de fuerza con una eficiencia del 97% y una velocidad máxima de 140km/h.
Todo esto con el objetivo de lograr un vuelo alrededor del mundo alimentado solamente con energía solar.
Para lograr este objetivo durante el día el avión cargará sus baterías y utilizará los motores a toda potencia para obtener una altitud desde donde, cuando llegue la noche, bajar la velocidad de los motores y planear, alimentado por las baterías, para recomenzar el ciclo llegada la mañana. La diferencia entre los picos de altitud será de cerca de 7km y debido a los componentes ligeros de la aeronave será particularmente sensible a la turbulencia y a esos incómodos momentos, incluso dentro de la fortaleza voladora que es un 747, de aterrizaje con viento cruzado.
Link: Solar Impulse