Economía

Cambio de paradigma: Cuando no nos importe ser dueños de objetos físicos

¿Qué pasará en el futuro, cuando los niños de hoy crezcan y no sientan que deben “poseer” o ser dueños de algo físico?

La tecnología ha permitido romper y eliminar muchos paradigmas y lo seguirá haciendo. Ordenando mis cajones encontré algunas cartas que recibí hace 25 años, y pensé si mis hijos podrán guardar algún recuerdo como ese. Hoy no se envían cartas ni notas en papel, todo es correo electrónico y chat. ¿Qué otras cosas cambiarán en el futuro?

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Si tienes más de 35 años (al igual que yo), estoy seguro que tienes o deseas un “bien de consumo duradero”. Quieres o tienes tu auto, tu casa (o departamento), tu televisor y más de algún bien que es masivo y que lo tendrás por más de 5 años, o que implica una inversión importante de dinero. Los mayores de 50 sabrán que es importante tener tu casa y tu auto, pero ¿las nuevas generaciones querrán tener SU auto y SU casa?

La tecnología está rompiendo paradigmas a una velocidad impresionante, yo tengo 40 años y tenía mis casetes y luego tuve mis cd (todavía tengo alguno guardado) para escuchar música. Mis hijos sólo tienen un reproductor, la música no se guarda ni se puede ver en qué está, está en la radio o el mp3 (ambos son los equipos para reproducir música). En resumen para mis hijos escuchar música es un intangible, no es un bien, es un servicio que se compra (o descarga pirata). Ellos compran en Club Penguin, tienen claro lo que es intangible y valioso al mismo tiempo.

Mis juegos de infancia siempre tenían algo físico, la pelota, las bolitas, ludo, etc, el juego era algo físico. Ahora descargas un juego desde internet en el tablet, computador o teléfono y es algo normal. Mis hijos saben que el soporte para jugar no es el juego. El computador no es un juguete y la tablet tampoco.

Las empresas tenían servidores para correo, web o servicios varios, pero servidores propios (ya sea en sus dependencias o en las de un proveedor). Ahora la misma empresa compra el servicio en la nube. Así seguimos cambiando de comprar bienes, a comprar servicios con total naturalidad.

El valor en los objetos

Para mi generación y la de mis padres, el valor estaba en las cosas. Para mis hijos pronto estará en intangibles y no hablo sólo del conocimiento, hablo de algunos bienes que fueron “valiosos”.

Trabaja y compra un auto era una meta común, pero ¿qué pasará en el futuro, cuando los niños de hoy crezcan y no sientan que deben “poseer” o ser dueños de algo físico? Los autos que se manejan solos ya son una realidad, entonces ellos preguntarán ¿para qué invertir en un auto si puedes pagar el servicio cuando lo necesites? ¿Para qué tener un auto grande si sólo lo usas el fin de semana?

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En el futuro si no quieres usar el transporte público, podrás llamar al auto que tienes contratado por horas (o pagar una mensualidad) para que esté a cierta hora para ti. No necesitas pagar estacionamiento, mantención, ni llevarlo a taller, sólo pagas el consumo cuando lo uses. En resumen no necesitas invertir en un auto, no lo compras, sólo lo usas.

Alguien podría decir, “pero el auto no es tuyo” y ese es el punto, las nuevas generaciones cada vez tienen menos necesidad de “mío”, porque el pensar que deber ser “tu auto” no será parte del pensamiento futuro. Libros, música, software, películas, conocimientos, el planeta y otras cosas valiosas no son propias, puedes pagar por usarlas y sentirlas tuyas, pero no tienes algo tangible y tampoco es tu propiedad. Si se piensa así, ¿para qué tener un auto? Es mejor pagar el servicio (ni siquiera hablo de auto compartido).

No dudo que más de alguien querrá invertir en un auto, pero no será por comprar el transporte, será como una inversión o por quedarse ligado a “lo que era antes”.

Siguiendo con la ruptura de este paradigma, ¿que pasará con el sueño de todos, la casa propia? Me atrevo a aventurar que las nuevas generaciones, menos apegadas a “lo propio”, las querrán menos. Ya me ha tocado toparme con varios jóvenes recién egresados de la Universidad, que arriendan un departamento cerca del trabajo. Cuando se cambian de trabajo, buscan uno nuevo, no hay apego a la casa o departamento, saben que no es un lugar propio y no les preocupa. Cuando salí de la Universidad sabía que la casa que arrendaba no sería la definitiva, pero no pensaba cambiarla si me cambiaba de trabajo. Puede no ser la definitiva, pero era la tuya. Al perder importancia lo propio, la casa propia también la perderá.

Si en los 80 el plástico cambió bienes durables por bienes desechables, en algún punto del futuro los bienes de consumo masivo duraderos, se convertirán en servicios. Al no amarrarse a un bien podrás irte «actualizando», tendrás más flexibilidad e invertirás menos dinero.

El fin de lo propio, dará inicio a una economía con aún mayor fuerza en los servicios, pero ojo que no es el fin de las industrias de bienes, porque alguien deberá fabricar los bienes que estarán “en servicio”, pero la forma de comercializar y vender cambiará. ¿Cuántas empresas de bienes sabrán adaptarse a los nuevos servicios?

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