Google tiene un doble discurso respecto a las patentes. Por un lado, hacia el exterior, ha venido minimizando el uso de ellas por parte de actores de la industria al decir que sólo sirven para detener la innovación de otras empresas realmente innovadoras; pero, por otro lado, ha venido en una creciente avanzada por acaparar la mayor cantidad de ellas, tal como un artículo del MIT Technology Review lo apunta.
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Hace 10 años el tema parecía no ser realmente importante para Google. En la época del “Don’t be evil”, la empresa tenía apenas 3 patentes a su nombre. En 2007, cuando el iPhone era presentado por Apple, Google tenía a su haber apenas 38 patentes, lo que le dejaba en una posición notoriamente desfavorable si lo comparamos con aquellas empresas que por esa época estaban en los primeros lugares de la industria tecnológica. Es en ese momento que el paradigma interno cambia, y rápidamente el otrora buscador comenzó a quebrar esa tendencia adquiriendo un creciente número de patentes que prácticamente se duplica cada año.
Google hoy en día no sólo usa patentes para defender sus ideas, pues también usa esas mismas ideas para “marcar su territorio” y gritar a los cuatro vientos cuando innovan — o pretenden innovar — en algo. Esas ideas ya no son secretas, y prácticamente cada una de ellas se patenta.
La compañía de Mountain View se apresta a llegar a las 1800 patentes adquiridas sólo durante 2013. De hecho, cada día que la USPTO (United States Patent and Trademark Office) está abierta, los fundadores de Google — Larry Page y Sergey Brin — se adjudican 10 patentes nuevas, engrosando su archivo personal y el de la empresa de forma tan rápida que por primera vez durante este año podrían entrar al Top 10 de empresas que se adjudicaron patentes cada año, un espacio donde Intel o General Electric son habituales.
Las patentes que Google se adjudica tienen que ver con casi todas las áreas de negocio donde tiene participación, incluyendo todas las patentes de Loon, los autos de manejo autónomo, Android, interacciones del navegador web, servicios en la nube, turbinas eólicas voladoras, interfaces de voz, creación de automóviles, mapas indoor, salud, y un cerro de propiedad intelectual que le otorga a la compañía derechos sobre sus ideas, aunque no sean sus ideas del todo, tal como pasa con muchas patentes.
Hoy en día Google sigue amasando una fortuna en patentes, y las recolecta de fuentes internas y externas — la compra de empresas y novedosas start-up, compra de patentes a otros gigantes — creando un catálogo tan grande de ellas que cualquier empresa podría pensárselo dos veces antes de siquiera plantearse la posibilidad de demandar a Brin y Page por propiedad intelectual. Hoy en día manejan cerca de 51.000 patentes tanto adjudicadas como pendientes.
¿Dónde quiere llegar la empresa con esta conducta? ¿Está realmente salvaguardando su innovación o sólo se trata de una maniobra para “patentar el mundo” y así estar a salvo de cualquier potencial demanda? ¿Qué valor real tiene el grueso de aquellas patentes vagas, interpretables y extremadamente poco claras?
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Al menos por ahora Google sigue apegado a su idea de usar su propiedad intelectual sólo si es atacado con anterioridad. Pero con tantos intereses y tantos campos de acción en los que está involucrada, podría pasar que comencemos a ver más y más a la empresa “defendiéndose” para salvaguardar su innovación.
Link: MIT Technology Review