Ya que distintas agencias espaciales alrededor del mundo han declarado sus intenciones de colonizar otros planetas (como los intentos de Mars one, NASA o SpaceX para llegar a Marte, o la luna Europa de Júpiter), han de considerarse métodos para realizarlo. Con atmósferas, insoportables y superficies inhabitables, al parecer habría una solución: La terraformación.
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La terraformación es el sorprendente proceso de crear condiciones similares a la tierra en planetas hostiles de forma artificial, modificando su atmósfera, presión, temperatura y concentración de agua líquida mediante el dominio humano de la química, para posteriormente colonizarlos.
La idea de terraformación es antigua. Ya en los años 30 Olaf Stapledon soñaba con un proceso similar, aunque el término oficial es atribuido a Jack Williamson, quien lo publicó en el cuento “órbita de colisión” en 1942.
Si bien el concepto nació desde la ciencia ficción (al igual que el teletransporte, que hoy vemos desarrollar como ciencia), muchos científicos han tomado la batuta para plantear ideas de cómo realizarlo. Es así como el ingeniero Ken Roy manifestó su propia versión de Terraformación durante el Congreso Starship de Dallas, Texas, realizado durante la semana pasada, y que es patrocinado por Icarus interestelar, una organización internacional dedicada exclusivamente al desarrollo de nuevas tecnologías para viajes espaciales.
La visión del ingeniero lleva a los que él llamó “Mundos envueltos” los cuales estarían cubiertos totalmente por placas protectoras de kevlar (una fibra extremadamente resistente al calor, corrosión, y a la ruptura), polvo y acero, en cuyo interior se contendría la nueva atmósfera creada artificialmente, con la cual se podría albergar vida.
Uno de los cambios que no se pueden realizar es a la gravedad de los planetas, pero Roy indica que no sería del todo negativo. Esta característica se podría aprovechar desarrollando tecnologías que permitan utilizar la “flotabilidad” del planeta, y así desarrollar medios de transporte aéreos más económicos, por ejemplo.
A su vez, la terraformación de Roy entregaría otras características positivas al medio ambiente creado; la temperatura no dependería de la órbita del planeta alrededor de una estrella, el “escudo” que lo rodee proveería protección contra la radiación e inclusive se podrían aprovechar sus recursos industrialmente.
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Por supuesto hay complejidades. Para terraformar un planeta se requeriría cantidades enormes de recursos, los cuales en un principio deberían ser exportados para comenzar los cambios. Pero independiente de estos requerimientos, ¿será en realidad posible manipular naturalezas alienígenas de esta forma?, ¿Es ético intervenir otro mundo para así colonizarlo?, ¿estamos dispuestos a asumir los riesgos de un experimento de esos niveles?, ¿puede la humanidad embarcarse en un proyecto así de grande con los recursos existentes?
Link: Space.com