La compra de seguidores y «Me Gusta» en las redes sociales ha tenido una curva de interés importante estas últimas semanas con el revuelo que generó, al menos en Europa, un documental que mostraba cómo una empresa de marketing digital realizaba maniobras fraudulentas para hacer crecer la popularidad de un grupo musical.
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En Argentina, las elecciones primarias pusieron como de constumbre, el tema como debate en los programas políticos, y más de un blogger publicó noticias sobre seguimiento de políticos que compraron seguidores para engrosar sus cuentas de Twitter.
En este caso, yendo un paso más adelante en la evolución de este tipo de estafas, un grupo de hackers modificó el malware Zeus, nacido en 2007 y especializado en fraudes con tarjetas de crédito, para que ahora consiga «Me Gusta» y seguidores falsos en la red de fotografías Instagram.
Tanto es el auge de la compra de seguidores en algunos países, que paquetes de 1.000 Me Gusta o misma cantida de seguidores, se cotizan entre US$15 y US$30, incluso conociendo la procedencia y que muchos de estos usuarios son falsos.
Tanto para las empresas de marketing como para sus clientes, este tipo de fraude a sus clientes o seguidores, se ha convertido en una práctica habitual, aunque «un tanto gris», como ellos mismos admiten, pero que les permite promocionar o posicionar rápidamente productos o marcas.
Aún no se conoce el funcionamiento exacto de esta mutación del virus Zeus, sin embargo se conoce su modalidad de trabajo, la cual consiste en obligar a ciertos usuarios infectados a seguir cuentas que activan la descarga de otros virus. Expertos consultados por Reuters confirmaron que este virus es el primero creado específicamente para cometer fraudes en redes sociales.
Para las marcas es una práctica habitual, para los clientes una necesidad impuesta, lo cierto es que al consultarlos, expertos como Will Mitchell consideran que «los primeros 100 seguidores pueden ser necesarios para empujar una acción, pero después aconsejo parar».
Link: TheVerge