Hubo un tiempo en el que Facebook era lo primero que abría y lo último que revisaba antes de dormir. La red social por referencia en todo el mundo es un sitio donde la mayoría de las personas se reúnen para contar anécdotas, agregar sus fotos y vídeos. Con un olor muy californiano, muy veraniego, muy bonito, hasta que te das cuenta de que ni vives en California, ni que te pasas todo el día haciendo surf o que ni tu vida es la fiesta que esperabas cuando soñabas cuando eras un niño.
PUBLICIDAD
No lo toméis como que no estoy contento con mi vida, soy de los afortunados que vive bien, tiene un trabajo que le encanta y tiene una familia que no podría ser mejor, pero esta vida real no tiene nada que ver con lo que se intenta reflejar en la publicidad de las redes sociales, menos con la verdadera realidad de Facebook.
Facebook es un lugar falso, es un lugar donde las vidas o son increíbles o estás al bode de la depresión. Existen estos dos extremos que en teoría todos pasamos en algún punto de nuestra vida, pero si investigas meticulosamente lo que puedes leer en tu muro y si conoces de verdad a tus contactos, te das cuenta que la gente intenta vivir una segunda vida en las redes sociales, una segunda vida con alteraciones de lo que de verdad pasa, pequeñas mentiras piadosas que se convierten en una realidad alternativa en busca de la autopromoción y sobre todo, en busca de la aprobación de otros.
La calidad de una red social se mide por la calidad de tus contactos. No es lo mismo si en tu cuenta tienes agregados 2000 amigos que 200 o incluso 20. Tampoco tiene nada que ver un perfil de una persona a la que le gusta mantenerse en contacto con sus amigos y familia con el perfil de una persona que agrega a toda persona con algún punto de relación sea o no real. Tampoco tiene nada que ver el perfil de una persona que mezcla contactos reales con marcas y páginas de eventos, bromas, grupos, etc…
La calidad de tus contactos y de lo que publican es directamente proporcional a la relación que tienes con esta red social. Sin duda alguna, si tus contactos no paran de poner contenido que no te interesa, esta red social te dejará de interesar. Facebook se ha convertido en ese pozo donde dejamos todo lo que se nos ocurre. ¿Una foto de un gatito? A mi muro. ¿Un vídeo de las últimas revoluciones árabes? Al muro. ¿El último montaje de un Rage Comic? Claro, al muro.
Publicidad y relacionados
Achaco la mayoría de los problemas que muchas personas tienen con Facebook a la forma en la que tienen de mostrar publicidad y a los anunciante que llegas a ver. Por ejemplo, la publicidad que se muestra en Facebook es la mayoría de las veces completamente irrelevante con lo que de verdad estás interesado, en este caso en concreto seguramente es Google quien mejor ofrece publicidad relacionada.
Pero el mayor de los problemas es la increíble facilidad con la que las marcas se mezclan entre el contenido realmente interesante. Solo basta con que un par de tus amigos tengan un «Me gusta» a una marca para que se pueda aprovechar y que esta marca se muestre en los contenidos «que quizá te interesen según tus contactos». ¿Qué interés puedo tener yo en un software de contabilidad o en los mejores descuentos de colchones?
PUBLICIDAD
Para mantener Facebook se necesita publicidad, se entiende completamente y si hay alguien aquí que no entiende que por ahora, la publicidad es la forma más sencilla de mantener un servicio web, debería hacérselo ver. Existen otras formas de ganar dinero, pero la escala de Facebook pasa por publicidad y por cobrar extras a marcas y profesionales. El problema está en que una exposición prolongada a mucha publicidad acaba siendo contraproducente con la mayoría de personas, que puede sentirse atacada o bombardeada por una publicidad poco relevante y de mala calidad.
Servicios conectados a Facebook
Está bien, imagina que eres como yo y Facebook ya se ha convertido en algo irrelevante que apenas visitas y que tan solo te sirve para saber cuando es el cumpleaños de tus amigos. ¿Borramosla cuenta? Error, no se puede. Facebook no elimina ningún dato, tan solo hace inaccesible y bloquea las cuentas cuando no quieres usarla, pero con el correo electrónico y la contraseña, en algún punto de futuro puedes revivir una cuenta que lleve desactivada años.
Pero el que no puedas eliminar tus datos de Facebook no es el único problema, he descubierto que mi mayor problema para «deshacerme de Facebook» es el botón de login.
Este botón azul, que te permite registrarte en una red social sin tener que insertar tu correo, contraseña o cualquier otro dato se ha convertido en mi peor enemigo. Durante mucho tiempo me ha ayudado a ahorrar tiempo cuando me quería registrar en un servicio, pero no acabas de darte cuenta de las ramificaciones que tiene, como por ejemplo, al desactivar tu cuenta.
Al necesitar entrar a Facebook para acceder a una cuenta de otro servicio, este se queda inaccesible hasta que no restaures la cuenta que intentaste desactivar, porque lo intentaste, pero el mundo se vuelve en tu contra para que de nuevo, entres en Facebook.
La solución más simple siempre es la mejor
Al final es verdad que la solución más simple, siempre es la mejor. No usarlo, no acceder, simplemente ignorar a Facebook o a cualquier red social es simplemente la solución más simple, no la mejor, pero si la más simple.
Claro, tú lo que no quieres es que se te vuelva a torpedear con correos electrónicos o notificaciones de algo que no estás usando, pero esto técnicamente se puede configurar para que no te lleguen en las preferencias del servicio, eliminando las aplicaciones móviles o creando un alías de correo electrónico para que no te lleguen más correos.
¿Cuándo dejar una red social?
Este pequeña pelea personal con Facebook que tengo, me lleva a preguntar cuando alguien debe dejar una red social. No hay duda que ni Twitter, ni Facebook, ni ninguna red social que puedas nombrar va a vivir para siempre, tendrá momentos de mayor o menor uso, pero nada es para siempre y todo cambia o se transforma. ¿Pero cuando debemos decir basta?
Sorprendentemente revisando la historia de algunas redes sociales que han pasado a otra vida, o de personas a mi alrededor que ya no las usan, simplemente pasa de forma orgánica y natural. Es curioso, porque en las redes sociales pasa algo muy similar a lo que pasa en la naturaleza, la nueva especie más fuerte es la que sobrevive.
Por regla general, en lo que he observado, no es que simplemente la gente se desconecte de un servicio de un día para otro, pasa de una forma orgánica en el que poco a poco se deja de acceder tanto, se deja de hablar entre tu círculo de amigos de ello pero porque hay otro elemento que ha captado nuestro interés. Paso con Flickr a Instagram. Pasó de MySpace a Facebook… pasará de nuevo en cualquier otro lugar.
Entonces, ¿cuando dejar una red social? La respuesta en la mayoría de los casos es que no hay respuesta, tú tan solo irás poco a poco dejándola hasta que algún día tu cerebro te hará preguntarte «¿Qué paso con XYZ?«. Pero si eres de los impacientes, existe una forma muy sencilla de «dejar una red social» y es la de no entrar a ella, eliminar las aplicaciones móviles, simplemente hacerle el vacío.
Esto no es un llamamiento a dejar las redes sociales o dejar Facebook, cada uno es responsable de lo que hace con su tiempo y yo no soy ni de lejos el indicado para decirte que «es el momento de dejar Facebook». Todo depende de como te sientas respecto a los servicios que usas todos los días, incluso puede que ahora mismo este artículo te esté recordando que hace tiempo que no te conectas a una red social, y sin querer, estés en ese momento de despedida de un servicio.
Yo mientras, aun sigo entrando de vez en cuando a Facebook para ver cuando son los cumpleaños de mis contactos, pero su utilidad personalmente acaba ahí.