En esta entrega nos adelantamos algunas décadas para llegar a los ’50, época de esplendor de las grandes capitales del mundo, que crecían a ritmos acelerados provocando los primeros efectos negativos sobre la calidad de vida de las personas a través de los congestionamientos, el smog y el consumo masivo, por lo menos las sociedades basadas en el capitalismo.
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Dentro de ese contexto, muchas personas comenzaron a buscar alternativas para literalmente fundar una nueva sociedad basada en conceptos más relacionados con la naturaleza y el crecimiento interior que con los del consumo y el elitismo social.
Entre estos soñadores se encontraban Jacque Fresco y su esposa Roxanne Meadows, dos estadounidenses que decidieron ir tras el sueño de una nueva sociedad más perfecta y sustentable bajo el nombre de Proyecto Venus (Venus Project).
Esta organización, fundada por la pareja estadounidense, buscaba subir un escalón en la evolución humana aplicando todos los conocimientos positivos adquiridos y eliminando los negativos. El proyecto incluía sistemas sociales, políticos, jurídicos, económicos y una nueva arquitectura diseñada para proveer de productos mediante la automatización industrial, la producción, la distribución y el reciclaje.
El concepto del Proyecto Venus era lograr que los recursos de la Tierra se convirtieran en patrimonio de toda la humanidad en un sistema de iguales, sin ricos, pobres, delincuencia ni competencia.
La iniciativa de caracter experimental que desarrolló Fresco junto a su esposa intentaría construir una ciudad y una sociedad avanzada social y tecnológicamente, pero sin el uso del dinero ni del sistema capitalista, algo que le quitó bastante sustento real a su proyecto y le impidió lograr que inversionistas interesados en participar pudieran formar parte del proyecto, aunque Jacque estaba convencido de que el dinero no era lo importante para lograr su objetivo.
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Inicios del proyecto
Jacque Fresco ideó Venus basado en sus experiencias personales durante el duro período conocido como La Gran Depresión Económica, de la década del ’30, que dejó durante casi toda esa década a gran parte del mundo sumido en la bancarrota, mostrando los primeros indicios de lo que el sistema capitalista y la especulación financiera podían provocar en la vida real de las personas.
Algunos modelos de estructuras que forman parte de Venus.
Esto y su visión personal de la Segunda Guerra Mundial lo llevaron a trabajar arduamente, hasta lograr concretar un primer proyecto a principios de la década de los ’70 que se llamó Sociocyberneering, la génesis del Proyecto Venus. Esta idea inicial estuvo apoyada principalmente por bibliografía, libros, artículos en revistas y presentaciones. Ya en esta primera etapa, Fresco estaba convencido de que el cambio debía ser un “comienzo desde cero”, a todo nivel, educación, transporte, fuentes de energía, producción, distribución y sistemas urbanos.
El Proyecto Venus
La experiencia de Fresco como diseñador industrial autodidacta (no se le conoce ningún título académico oficial), le permitió trabajar como asesor en diseño y prototipos en la Marina de los Estados Unidos y varias empresas privadas.
Todos estos conocimientos los plasmaría al concretar en 1995 la fundación de la organización que desarrollaría el Proyecto Venus, una transición total hacia un nuevo punto de partida en todos los aspectos, pero principalmente con una economía que pasaría de la monetarista o capitalista a una basada en recursos y el uso de energía renovable, en especial geotérmica.
Venus debe su nombre al lugar físico donde comenzó a desarrollarse, la ciudad de Venus, Florida. El predio tiene una superficie de 8,5 hectáreas y queda cerca del Lago Okeechobee.
Jacque y su esposa estaban obsesionados con los avances tecnológicos y convencidos de que ya no era necesario competir por nada en la sociedad ya que la tecnología podía aportar gran parte de las necesidades básicas a cualquier habitante de la Tierra sin necesidad de comprometerlo en un sistema capitalista despiadado.
Para ellos la tecnología poseía suficientes elementos como para aportar alimento, abrigo, refugio y cualquier otra necesidad básica, además de educación, energía renovable no contaminante e incluso un nuevo sistema económico.
El concepto global era interesante ya que el salto de calidad para la sociedad era innegable, pero las contradicciones no tardaron en aparecer. ¿Era el Proyecto Venus un sistema socialista basado en la ecología? ¿Quién lideraría esta nueva sociedad? ¿Cómo se resolverían conflictos de intereses innatos en los seres humanos sobre la propiedad privada e incluso las relaciones interpersonales? ¿De qué forma se podría aprovechar la capacidad de los más preparados y qué diferencias provocaría esto con otras personas menos preparadas?
¿Nueva sociedad del futuro o simple negocio?
El carácter tecnócrata del proyecto de Jacque Fresco generaba muchos interrogantes sobre su viabilidad ¿Cómo sería la transición ideal hacia una nueva sociedad en la que tuviéramos que partir desde cero? ¿De qué forma esos pioneros permitirían ingresar a otras personas y tratarlos como iguales? ¿Cuál sería el sistema de gobierno y jurídico para evitar abusos de poder o leyes injustas?
Jacque Fresco junto a su esposa Roxanne Meadows en el Centro de Desarrollo de Venus.
El concepto altruísta de Venus se apoyaba en el comportamiento de algunas tribus que viven hace miles de años en la Tierra y no utilizan el sistema económico ni laboral como base de su sustento. Pero, en una sociedad ya viciada por conceptos como “el trabajo es salud” o “el dinero mueve al mundo”, ¿de qué manera se podría incentivar a las personas a que trabajen si no existen objetivos o incentivos para hacerlo? Jacque Fresco en más de una oportunidad comparó su proyecto con Linux, ya que pretendía crear una sociedad abierta donde la colaboración sin intereses ni pretensiones lograra el crecimiento de su nueva sociedad.
Venus no ha tenido la repercusión que imaginaron Fresco y Meadows ya que a su negativa inicial de evitar las fuentes de financiación para lograr esta nueva sociedad, las necesidades reales para concretarlo y mostrarlo como el principio de algo nuevo, los obligó a cerrar los espacios de debate de aquellos interesados en participar o discutir los temas de fondo, así como también de recurrir a un sistema de donaciones para lograr avanzar en la construcción de Venus, algo paradójico si pensamos que para lograr una sociedad que no necesite del dinero, hace falta ese dinero, y mucho.
Junto con esto, el sitio oficial propone convertirse en una especie de evangelizador de la causa, ofreciendo más directivas para actuar que iniciativas para colaborar y vendiendo libros y videos, lo que deja afuera a muchas personas interesadas en participar pero desde el debate y no desde el reclutamiento.
Proyecto Venus tiene mucha documentación en internet, muchos debates, videos y documentales que contextualizan un poco la discusión de personas que intentaron formar parte desde la frescura y energía inicial del proyecto, pero se chocaron contra una especie de dictador ecológico que pretendía una sociedad asexuada (convivió durante muchos años con tribus nudistas), educada en forma de doctrina sobre el mismo criterio de sociedad abierta y muy interesado en el dinero, según cuentan algunos testigos que participaron de la iniciativa.
Uno de los documentos más destacados es el video “Future by Design”, donde Fresco presenta una especie de declaración de principios apoyada en antecedentes de grandes inventores y precursores de la humanidad (incluso, comparándose “humildemente con Leonardo Da Vinci) y defendiéndose de las críticas con la frase “No basta con criticar a la sociedad sin ofrecer una alternativa viable”.
Links:
– Ciudades del futuro imaginadas en el pasado: Alemania Nazi
– Ciudades del futuro imaginadas en el pasado: U.R.S.S.