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¿Qué soñaban en el pasado sobre el futuro de la humanidad? Si leemos los libros de historia, las civilizaciones en general han tenido una fuerte influencia de sus creencias al pensar en el futuro, supervivencia o predominio de sus culturas, muchas de ellas exageradamente entronizadas por líderes ambiciosos y megalómanos.
Este tipo de líderes sin limitaciones al momento de proyectar su perpetuidad, soñaron con imperios y ciudades adaptadas a los avances tecnológicos de sus tiempos, lo que hacía que las imágenes mezclaran guiños de su propia coyuntura con estructuras, medios de transporte y escenas sociales casi descritas por Julio Verne.
La historia de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (U.R.S.S.) es fascinante desde el punto de vista del pensamiento futurista debido a la homogénea ideología que planteó el comunismo durante cientos de años, basada en el trabajo en conjunto y la socialización, control absoluto del Estado y estándares de alto nivel educativo a toda la sociedad.
Así imaginaban los jóvenes Pioneros en los ’70 a la Unión Soviética del 2000.
Luego de la Segunda Guerra Mundial, los soviéticos victoriosos de la “Gran Guerra Patriótica” como la llamaron ellos, se convirtieron en una de las dos grandes potencias mundiales junto con Estados Unidos. Durante las siguientes décadas, y mientras el comunismo se erosionaba y derrumbaba producto de los proyectos de “desestalinización” y “deshielo” promovidos por el entonces líder de la U.R.S.S., Nikita Jrushchov, también se promovían las ciencias, la tecnología y los avances en materia espacial, lo que permitió al país liderar la carrera espacial en la década de los ’60.
Esta transformación abrió las puertas de la Cortina de Hierro al mundo, lo que permitió que la cultura occidental se mezclara con las costumbres y doctrina de los soviéticos, mixtura que generó el nacimieno de diversas subculturas juveniles, entre las que se destacaron los “Pioneros”, grupos de jóvenes interesados por correr las barreras de las ciencias, artes y letras para experimentar y pensar en el futuro.
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Los clubes de jóvenes interesados en el arte, las ciencias, la biología, y la ingeniería eran el lugar donde todo soviético quería estar. A la edad de 14 años, un joven ya podía ingresar en la Juventud Comunista (Konsomol), afiliación que le permitiría llegado el verano, formar parte de los Pioneros.
La mezcla de estas iniciativas junto con el aire pop que se respiraba en las calles soviéticas, producto de las influencias occidentales, comenzaron a forjar la idea de un futuro moderno y por supuesto, socialista, a pesar de la crisis que vivía en ese momento la Unión y que derivaría una década después en la caída de la Cortina de Hierro y el desmembramiento de los países anexados a la gran nación rusa.
Aviones que vuelan bajo el agua, cosechadoras automáticas y una excavadora, 1970.
En 1970, los Pioneros imaginaron la Unión Soviética del 2000 y la ilustraron en cientos de publicaciones dedicadas a la ciencia, arte y tecnología, entre las que se destacaba “Technika Molodezhi” (Juventud Técnica). En estas ideas, plasmaron su visión del futuro, fuertemente influenciada por la sociedad comunista en la que vivían, pero plagada de una inmensidad lógica de una potencia que hasta ese momento, se consideraba invencible y casi una sociedad perfecta.
En esos tiempos, el planeta Venus era un astro enigmático pero que según las teorías científicas soviéticas de los ’70, podría ser apto para crear una colonia humana, es decir, rusa. De hipótesis como estas nació la Ciudad Voladora de Venus, un gigantesco pueblo dentro de un globo aerostático que podía albergar desde animales hasta granjas, laboratorios y espacios de recreación, todo en el aire, con el objetivo de flotar en el cinturón del planeta Venus donde se aloja gran parte del oxígeno, apto para los humanos, que posee la atmósfera de ese astro.
La caída del muro de Berlín y la extinción del comunismo que lideró durante casi un siglo a las naciones de europa del este llevaron a estos sueños futuristas a golpearse contra la austeridad, miseria y dramático realismo que reveló una nación improductiva, ociosa y con altos niveles de corrupción gubernamental. Este proceso iniciado en la década de los ’80 terminó con los sueños de una próspera nación futurista habitada por iguales, pero nos abrió las puertas a una fascinante sociedad que alguna vez imaginó durar eternamente.
Link: The groovy socialist world of 1970 soviet futurism (io9.com)