El reloj inteligente es otra de las promesas de las ciencia ficción que no se han cumplido. Acceder a toda clase de funciones desde la muñeca es algo que se ha visto en películas, pero nadie ha logrado concretarlo en la vida real. Porque a pesar de existir las tecnologías, lo más importante para que un formato de producto se masifique es que el mercado y los consumidores estén listos para aquello.
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Y puede que ahora sea el momento, siendo quizás 2013 el año del smartwatch. La feria tecnológica móvil MWC 2013 podría ser el escenario perfecto para lanzar una que otra oferta, evento a realizarse entre el 25 y 28 de febrero en Barcelona, España. Pero muchos no saben qué esperar y seguramente cada empresa fabricante puede llegar a tener su propia noción sobre lo que debe o no hacer uno de estos relojes, existiendo una muy pobre oferta en la actualidad, lo que abre las puertas a que un grande en la industria dé el primer paso hacia la adopción definitiva de la tecnología en la vida cotidiana.
¿Cuál sería su objetivo?
Durante las últimas semanas, se ha escuchado fuerte el rumor de que Apple estaría trabajando en un reloj inteligente, destinando un equipo de hasta cien personas para aquello en Cupertino. Esto ha levantado toda clase de expectativas sobre el comienzo de una suerte de “moda” por esta clase de dispositivos, siendo quizás el momento adecuado para su masificación definitiva. Y si Apple marca el punto de partida en esta carrera, podríamos examinar cuál es su visión al respecto para predecir cómo serán los smartwatch del futuro.
Un ex-ejecutivo de Apple llamado Jean-Louis Gassée declaró hace poco tiempo que la motivación de la compañía para diseñar el Mac, iPad e incluso el iPhone, es entregar una “computadora muy personal”, siendo “todo lo demás un ingrediente adicional” que dista del objetivo principal, que al parecer es dar una experiencia informática óptima. ¿Qué tiene que ver un reloj inteligente acá? Sería la experiencia computacional más íntima jamás creada, porque el dispositivo se plantearía como el acompañante íntimo y personal del ser humano.
Integración óptima con el smartphone…
Pebble.
Pero aparte de lo que pueda hacer Apple, tenemos las ofertas actuales que están marcando pauta sobre lo que podría hacer o no uno de estos aparatos en el futuro. Quizás la más importante sea el Pebble, proyecto llevado a cabo por un pequeño grupo de jóvenes que ha reunido fondos a través de Kickstarter, lanzando ya su producto al mercado. Su función principal es servir como extensión para un teléfono móvil iPhone u otro con sistema operativo Android, ahorrando el acceso a éste en algunas ocasiones.
Lo más destacado es la posibilidad de ver quién te está llamando desde el reloj, así como también leer mensajes de texto directamente sin hacer ningún movimiento. Para avisar de esto, el Pebble tiene un motor vibrador que alerta sobre notificaciones entrantes, del mismo modo que un teléfono móvil y entregando soporte para Facebook, Twitter, el calendario y hasta la app del clima. Además, ofrece controles a distancia para el reproductor de música en el teléfono. Todo esto sirve para establecer una base de lo que podríamos esperar en un reloj inteligente más adelante.
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… Pero también un poco de independencia.
Sony SmartWatch.
Lo mismo que el Pebble logran los Sony LiveView y SmartWatch, ofertas que utilizan Android como sistema operativo y además de sincronizarse con el smartphone, pueden instalar aplicaciones autónomas y entregar servicios sin necesidad de recurrir al teléfono móvil. En este caso, el reloj contaría con conectividad a Internet vía WiFi y algunos ya hablan de 3G o compartir redes con el teléfono. Sea cual sea el caso, la idea acá es poder acceder a aplicaciones como Twitter o Facebook desde la muñeca de manera autónoma.
Acá se define entonces una segunda categoría de smartwatches: los autónomos. Porque con un sistema operativo móvil completo y acceso a Internet, se podrían instalar aplicaciones en el mismo reloj, cortando la dependencia al smartphone en muchas ocasiones, siendo la sincronización con él una más de sus tantas funciones.
Acompañante para los deportes
Nike+ Fuelband.
Otro caso de éxito es el Nike+ Fuelband, dispositivo que intercambia la información recogidacon un teléfono móvil, esta vez enfocándose sólo en datos resultantes de jornadas deportivas, como cantidad de pasos, distancia recorrida, etc. Acá estamos frente a un producto de nicho que de todas formas podría enseñarle mucho al formato de relojes inteligentes, los que podrían heredar esta clase de funciones para tenerlas en sus entrañas. No como protagonista principal del producto, pero sí como una buena y bien recibida adición.
Lo que se puede hacer es incluir un GPS que permita leer el recorrido que estamos haciendo, sea durante el trote o bicicleta, calculando además la velocidad que alcanzamos. Un podómetro también ayudaría a contar los pasos que hacemos, mezclando todo esto con una interfaz de usuario en un smartphone que podría entregarnos datos variados, como la cantidad de calorías quemadas según nuestro peso, entre otras cosas.
Sobre los elementos de hardware
Chip ARM junto a un centavo.
La principal preocupación que viene a raíz de esta clase de dispositivos son los elementos de hardware o físicos que traerá consigo, existiendo muy poco tamaño para empaquetar bastante tecnología.
Por el lado de la pantalla, el Pebble posee un pequeño panel de 1,26 pulgadas hecho de tinta digital (ePaper), que reduce el consumo energético muy por debajo de soluciones como el LCD con retroiluminación LED o incluso el OLED. Algo así podría utilizar un dispositivo del futuro si desea optimizar la autonomía energética, en caso que ofrezca funciones básicas de sincronización con el smartphone. Pero si alguna empresa desea fabricar un reloj autónomo y que sea un dispositivo computacional por sí solo, se debe recurrir a una pantalla LCD con retroiluminación y a color, lo que acortará la vida de la batería y nos obligará a recargarla cada uno o dos días, a diferencia del Pebble que puede funcionar durante una semana o más sin enchufarse a la corriente.
Respecto a la conectividad, lo más evidente es la utilización de Bluetooth 4.0 (Low Energy) para conectar el reloj al teléfono, siendo esta tecnología casi la única solución disponible para sincronizar dos dispositivos son gastar demasiada energía, como lo haría el WiFi u otro protocolo. Aparte de aquello, un reloj de todas formas podría tener acceso a Internet de manera autónoma vía WiFi y/o 3G, dependiendo su objetivo.
Otro requisito casi esencial es la resistencia física del aparato, ya que al ser un accesorio de uso diario colocado cerca de las manos, como mínimo el reloj debiera ser capaz de soportar salpicaduras, polvo y algunos golpes suaves. En este sentido los fabricantes de smartphones ya han avanzado bastante para ofrecer móviles muy resistentes, gracias a la implementación de tecnologías como el vidrio Gorilla Glass 2 que protege el panel frontal, algo que podría heredar un futuro smartwatch.
Finalmente, por el lado más técnico es de esperarse una plataforma interna de chips basados en ARM, solución de bajo consumo energético que hoy en día usan los smartphones y han avanzado bastante durante el último par de años, ofreciendo excelente capacidad de cómputo a un bajo costo energético. Un chip ARM bien implementado podría perfectamente mover un sistema operativo móvil en un espacio reducido. A esto debemos acompañar los siempre presentes sensores, sea un podómetro para deportes, acelerómetro, sensor de luz y como ya se dijo, un motor vibrador para alertar notificaciones.
Instrucciones por voz
Apple Siri.
Dentro de las características de hardware, hay una que nos saltamos y perfectamente podría estar en el reloj ideal que imaginamos: un micrófono. ¿Para qué? Para mover Google Now o Siri de Apple.
Imagínense acercarse el reloj a la boca y decir: “hola Siri, ¿cuántos mensajes tengo?”, recibiendo un mensaje en la pantalla o mejor aún, la voz de Siri respondiendo a través del reloj. Sería mucho más cómodo utilizar esta clase de asistentes por voz a través del reloj que teniendo que sacar el teléfono del bolsillo, desbloquarlo y acceder a lo mismo. La sincronización acá es algo vital, ya que sería ideal poder ejecutar acciones en el móvil a través del reloj, como por ejemplo, dejar eventos en el calendario.
¿Y nos dará la hora?
Hablamos de todo menos de la función principal de un reloj: dar la hora. Y no es un tema menor. Porque se presenta el problema de que si un fabricante decide poner un panel LCD con retroiluminación o incluso un OLED o AMOLED, éste tendrá que permanecer prendido las 24 horas para dar la hora tal como un reloj convencional, el que uno se lleva a la vista y ya ve la hora. Y si ocurre eso, seguramente tendremos que cargar la batería del dispositivo dos o tres veces al día.
La solución más obvia es que la pantalla esté siempre apagada y tengamos que presionar un botón de desbloqueo para mirar la hora, ¿pero qué tan cómodo resulta aquello? Los relojes tradicionales no requieren intervención para cumplir su función, siendo irónico que un reloj inteligente haga peor la tarea más básica de su vida –dar la hora– que uno de hace décadas atrás.
Por otro lado se puede colocar un panel de tinta digital como el del Pebble, pero éstos son en blanco y negro y poseen tasas de refresco muy bajas, siendo imposible utilizar una de éstas para funciones avanzadas como las de un smartwatch autónomo, con sistema operativo Android o iOS en sus entrañas.
En resumen
Podemos esperar dos tipos de relojes inteligentes: unos que sean dependientes totalmente del smartphone y tengan larga duración de la batería gracias a su pantalla de tinta digital, requiriendo sólo de Bluetooth para ofrecer funciones de sincronización básicas. Y por otro lado, nos podemos encontrar con máquinas autónomas que posean acceso a Internet, junto a un sistema operativo móvil complejo –como iOS o Android–, mayores prestaciones técnicas, pantalla a color LCD y una batería que sin duda, sería su talón de aquiles.
Lo más probable es que las grandes empresas como Samsung o Apple opten por esta segunda opción, arreglándose de alguna forma con el tema de la batería y el de ver la hora sin tener que presionar un botón. Sin embargo, seguramente seguiremos viendo soluciones como el Pebble en el mercado, quizás abordadas por compañías más pequeñas pero que reconocerán el potencial de este formato, quizás no como un best-seller tecnológico, pero sí como un dispositivo que podría tener su nicho estable de clientes.