“Mucho ruido y pocas nueces” dice el refranero popular, tan sabio y tan descriptivo como siempre, para ayudarnos a comprender lo que estamos viviendo en la Red española tras el primer mes de la entrada en vigor de la llamada Ley Sinde.
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Y es que si bien usamos esta expresión, que por cierto es también el título de una obra de William Shakespeare, para referirnos a hechos exagerados que logran los objetivos mínimos… Como en este caso de la Ley Antidescargas.
A la fecha la Comisión de Propiedad Intelectual ha recibido 213 demandas presenciales y 79 solicitudes telemáticas de cierre contra distintas páginas Web que vulneran los derechos de autor, según ha reseñado Europa Press, citando fuentes del Departamento de Cultura. Que no es poco: Estamos hablando de 292 webs denunciadas, pero hasta el momento, no se ha producido ningún cierre…
¡Bendita burocracia!
El proceso que debe seguir cada una de las denuncias que recibe la Comisión de Propiedad Intelectual es, a mi forma de ver, en gran medida el causante de tal balance: La Comisión recibe una solicitud del titular de los derechos de autor, que siente que “X” Web se los vulnera. Y allí arranca todo.
Si la Comisión considera que la Web denunciada tiene ánimo de lucro o ha causado un daño patrimonial, comienza el proceso administrativo que puede durar en torno a 20 días, y en el que el Juzgado Central de lo Contencioso Administrativo tendrá que pronunciarse hasta en dos ocasiones si los dueños de la Web no acuerdan la retirada de contenidos… Vamos, que es un rally en todo su esplendor.
¿El resultado? Que la Ley Sinde-Wert es tan burocrática, como incapaz de cumplir su objetivo. ¿O es que la Industria de la música, el cine, o los libros, han vendido más en este mes? Obviamente no has comprado más libros, Cd’s, DVD’s o has ido al cine más en el último mes, ¿cierto?
Fracaso anunciado
Como recordaréis, al anunciarse que la ley en cuestión entraba en vigor saltaron al escenario Web español dos bandos: Por un lado, los que estaban convencidos del inminente apocalipsis Web, mientras que por otro los que desconfiaban en la efectividad de la Ley Sinde –Wert como herramienta para “defender” los derechos de autor.
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Lo cierto es que a un mes de su entrada en vigor, los resultados tienden a favorecer a los que en diversas oportunidades destacaron lo inútil que sería este instrumento legal, tanto por lo burocrático de su mecanismo de denuncias, como por lo absurdo que implica querer “poner puertas al campo”. ¿O es que se tarda un mes hacer una copia o “sitio espejo” de una Web de enlaces? Evidentemente ya hay un ganador en esta batalla.
Y es que si nos detenemos a mirar en retrospectiva las amenazas apocalípticas que muchos vaticinaban, vale ver también el dato: ¿Cuántos sitios Web han cerrado en marzo? Ninguno. Por mucho que se hayan casi 300 denuncias contra Webs que “violan” los derechos de autor, e incluso muchas Webs se hallan “auto-inculpado” por cometer tal delito, no hay ningún cierre y ha pasado un mes desde que llegó “el Coco” a la Red.
En cambio, el cierre de Megaupload sí que ha afectado el panorama Web, no solo en España, sino en el resto del mundo: ¿No habéis notado que es más difícil encontrar enlaces que funcionen en las Webs de descargas o visualización streaming? Muchos enlaces rotos, que a mi parecer son producto del miedo de quiénes han preferido retirar contenido para evitar ser los próximos Kim Dotcom, sobretodo al no tener la fortuna del alemán para defenderse del “Imperio yanqui”.
Así las cosas, creo que lo que se va imponiendo en algunos sectores es una suerte de “autocensura”, donde algunos tienen miedo a compartir contenidos en la Red. Algunos pocos, creo y espero que siga así. Pero es que el miedo es libre, y ante las amenazas de cacería de brujas, siento que es normal que muchos reaccionen autocensurándose… ¿Sería esta la verdadera intención de la Ley Sinde-Wert? Ya sabíamos lo fácil que sería burlarla, pero si la propia gente se reprime y evita compartir enlaces, ¿habrán alcanzado su objetivo los políticos?
Link: Un total de 213 demandas en el primer mes tras la aprobación de la Ley Sinde-Wert (Europa Press)