El director y productor canadiense James Cameron intentará lograr un descenso a las profundidades del Abismo Challenger en la Fosa de las Marianas en el océano pacífico noroccidental, y así convertirse en el primer humano en más de 50 años en visitar el punto más profundo de la Tierra.
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“Las fosas profundas son la última frontera inexplorada de nuestro planeta” comenta Cameron en una pausa de su intensivo entrenamiento a bordo del DCV1, el submarino que forma parte del DeepSea Challenge, el proyecto para llegar a las profundidades del océano, del que participan el National Geographic y Rolex.
Esta expedición intentará hacer inmersión a 11 kilómetros de la superficie, una región de las profundidades del oceáno donde la presión llega a 1.000 veces la del nivel cero del mar así como también presenta temperaturas extremadamente bajas.
El submarino DCV1 con que se sumergirá al oscuro mundo de esta zona del mar tiene casi 8 metros de largo y fue construído por un equipo de ingenieros australianos para ser tripulado por una sola persona. Cuenta con varias cámaras de filmación, iluminación de alta intensidad y una vez que Cameron logre llegar al punto objetivo filmará varias tomas en 3D.
Pero James Cameron no es un aventurero improvisado en temas de submarinismo. Ya posee 72 inmersiones en su historial, 51 de las cuales las realizó en sumergibles MIR rusos, logrando profundidades de hasta 5 kilómetros, incluyendo el documental sobre el Titanic.
En este caso, mientras entrena en el golfo de Papúa, Nueva Guinea, durante seis horas diarias, en caso de concretarse la agenda programada y lograr su inmersión para fines de este mes, logrará superar en la carrera por llegar a las profundidades a los otros proyectos rivales, que incluyen al aventurero Richard Branson con el equipo Deep Flight Challenger y a Eric Schmidt de Google que apoya al proyecto DOER Marine.
Hasta ahora, las únicas personas que lograron llegar al fondo del Abismo Challenger en la Fosa de las Marianas fueron Jacques Piccard y Don Walsh, que utilizaron el batiscafo Trieste, en enero de 1960.
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Lamentablemente, a pesar de que se pudieron avistar algunas especies a través de la pequeña y única ventana con la que estaba equipado el submarino, en su descenso, el Trieste levantó una ligera nube de arena de sedimentos del suelo que obstruyó su vista. Esta situación y una fisura en su ventana de avistaje hicieron que luego de 20 minutos de haber llegado al lecho marino, decicieran regresar a la superficie. El viaje total entre la subida y la bajada fue de 9 horas y hasta hoy nadie logró una hazaña similar.
Link: This Month, James Cameron Will Dive to the Deepest Point on Earth in a Custom-Built Sub (POPSCI)