Hay días en que nos encontramos cosas curiosas en la Red y las compartimos con vosotros… Hoy quiero compartir una historia que si bien es curiosa, particularmente me ha resultado muy conmovedora, y se trata de una especie de «Twit-Funeral» que ha ocurrido este fin de semana.
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Es la historia de María, una joven de Mallorca que vivía en Berlín y falleció el viernes a causa de una larga enfermedad.
María, que se identificaba como @Taube08 en la red social de los 140 caracteres, antes de morir encargó a su madre una misión 2.0: Despedirse de todos sus seguidores en Twitter.
La madre, también llamada María, en una muestra de entereza de dispuso este fin de semana a cumplir la voluntad de su hija, y comenzó tuiteando:
«Soy Mª Riera, la madre de María. Cumpliendo con su deseo me toca lo más difícil del mundo, deciros que ella falleció anoche. Gracias a todos».
Acto seguido comenzó a enviar mensajes individuales a cada una de las personas que habían acompañado a @Taube08 en su aventura tuitera, recibiendo de vuelta una innumerable cantidad de mensajes en señal de apoyo y solidaridad emocional a la madre que cumplía el difícil encargo.
La historia de María, contada en detalle y con emoción en el blog de @cosechadel66, sin duda pone en la palestra un tema del que se ha venido hablando mucho en los últimos tiempos, aunque hay pocas referencias como ésta y más allá de la discusión de si es el «primer Funeral Tuitero» del que tengamos conocimiento o no, cabe volver a reflexionar sobre ¿qué pasa con la identidad digital cuando dejamos el mundo real?
Un tema complicado, quizás porque a muchos de nosotros no nos gusta imaginarnos que pronto no estaremos por estos lares, y eso de heredarle en vida las claves de nuestras cuentas en Facebook, Twitter, Linkedin, Tuenti o Google+ a un ser querido aún no se nos hace común.
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Vamos, y es que si nos cuesta hacer un testamento de bienes, imagináos lo que costará hacer uno virtual… Os confieso que no me lo había planteado hasta ahora, y creo que ha llegado el momento de dejar a un ser de confianza la misión de despedirme en las redes sociales cuando ya no esté.
Y es que al final, como dice el cantante colombiano Juanes, «la vida es un ratico, un ratico nada más…». Así que no está de más tomar estas precauciones de lo que será nuestro destino 2.0 cuando no estemos por estos lares, ¿no os parece? En vuestro caso, ¿os habéis planteado alguna vez la posibilidad de hacer un testamento 2.0?
Links:
– El primer funeral de la Red (ABC)
– De post-it y grapas (Blog de Adolfo Suárez – @cosechadel66)