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Siete inventos de terror que (por suerte) no funcionaron

¿Estirador de dedos, masajeador de ojos o jaula para bebés? Parecen sacados de una película de terror, pero realmente existieron.

Hoy se celebra la noche de brujas – o Halloween – en muchas partes, haciéndonos recordar a zombies, vampiros, hechiceras y otros seres fantasiosos que intentan dar susto. Pero no todo lo que da susto viene de la ficción, de modo que hicimos aquí una recopilación de algunos inventos que parecen sacados de una película de terror, pero que realmente intentaron llegar al mercado alguna vez.

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Por suerte el sentido común prevaleció por sobre estas locas ideas. ¿Qué te parecen estos inventos?

1 – Anteojos luminosos, 1930

Este modelo de gafas estaba adornado con dos ampolletas a los costados, útiles para leer en la noche, por ejemplo. Los anteojos llevaban un cordel en uno de los lados, para poder enchufarlos a la corriente y energizar las ampolletas. El único problema era la posibilidad de electrocutarse la cara en caso de desperfecto…

Como la idea no era totalmente mala, este modelo ha reaparecido ahora gracias a los LED y las baterías, bastante más seguros.

2 – Masajeador de ojos, 1920

Como salido de una película de terror, el Neu-Vita Occulizer es una fusión de binoculares y soplador permitía lanzar aire frío a los globos oculares, para “relajarlos”. Basta abrir los ojos, ponérselo en la cara, y apretar las bolitas rojas de goma para recibir aire fresco en los ojos. Refrescante.

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3 – Estirador de dedos para pianistas, 1910

Se sabe que para tocar el piano se necesitan dedos ágiles, y normalmente manos largas para alcanzar mejor las teclas. ¿Qué mejor que estirarse los dedos si quieres tocar mejor el piano? Se recomendaba, sin embargo, precaución: se dice que el compositor alemán Robert Schumann se destruyó las manos usando una de las primeras versiones, lo que hizo que no pudiera ser pianista y se dedicara a la composición.

4 – Jaula para bebés, 1937

¿Qué haces si tienes un bebé y no tienes lugar en tu casa donde dejarlo? La madre e inventora Emma Read encontró la solución: ¡Colgarlo de la ventana! Perfeccionando la idea que tuvo Michael Jackson con su hijo, Read desarrolló una jaula que se colgaba de la ventana a varios metros de la calle, donde se puede dejar al crío. La idea era que las madres que vivían en hogares sin jardín o sin acceso a parques, pudieran darle aire fresco a sus hijos.

5 – Centrífuga para partos, 1965

La mencionamos antes en FayerWayer, pero no podía faltar en esta lista. Esta máquina centrífuga para facilitar el proceso de dar a luz fue patentada en 1965. Según sus creadores, George y Charlotte Blonsky, la fuerza centrífuga “asistirá y apoyará los esfuerzos de la madre, de modo que la fuerza centrífuga y sus esfuerzos actuarán en conjunto para superar las fuerzas de resistencia y facilitar dar a luz al niño”. Si ya es doloroso dar a luz en condiciones normales, no me imagino como podrá ser mientras estás girando en un una centrífuga. La otra duda es: ¿el bebé luego sale disparado?

6 – Respingador de nariz, 1905

¿Tu nariz se parece a algunas de las que aparecen dibujadas en la foto? Entonces necesitas “Zello”, el respingador de nariz alemán para conseguir el perfil grecorromano perfecto. Antes de las cirugías plásticas, había opciones más dolorosas para arreglarse la nariz. Este “molde” fue inventado por Leo Maximilian Baginski, experto en marketing que además de este aparato creó otros dispositivos de salud. La compañía que formó se convirtió después en Wyeth, creadora de fármacos como Advil, y luego sería adquirida por los laboratorios Pfizer.

7 – Aspirador de pelados, 1914

Quedarse calvo es un proceso por el que pasan muchos hombres desde el inicio de los tiempos, problema que hasta hoy ha sido difícil de solucionar. A principios del siglo pasado, sin embargo, el “cáliz capilar” prometía volver a hacer crecer el cabello, simplemente aspirándote la cabeza.

Según el inventor Claude O. Rosell, el cáliz estimularía la circulación de la sangre en el cuero cabelludo, ayudando a que se soltara del cráneo (?) y permitiéndo que los folículos del pelo tuvieran más espacio para crecer. El casco podía conectarse a una aspiradora, o bien usar un tubo y chupar aire con la boca. No parece realmente efectivo.

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