(Foto: CSIC)
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Desde hace varios años las entidades que velan por la seguridad alimentaria están preocupadas por la presencia de dos compuestos cancerígenos en algunos productos alimenticios horneados y fritos: La acrilamida, que se puede formar al calentar alimentos que contengan almidón; y el hidroximetilfurfural que se forma durante la descomposición térmica de los glúcidos o azúcares.
Esa preocupación podría estar cerca de pasar a la historia: Un grupo de científicos españoles pertenecientes al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha patentado un producto que reduce en un 80% la formación de acrilamida en algunos alimentos y en un 98% la de hidroximetilfurfural.
La solución desarrollada por el CSIC es invisible y no altera las propiedades de sabor y olor de los alimentos, como ocurría en la mayoría de los métodos ensayados hasta el momento. Está formada por una mezcla de agua y productos naturales, como fibra, antioxidantes, ácido láctico y extracto acuoso de té de canela, entre otros, explican sus desarrolladores.
Así, el producto patentado por el equipo del CSIC pasa a ser la primera cobertura alimentaria que inhibiría simultáneamente ambas sustancias cancerígenas. Su uso es simple: Se aplica en la superficie de los alimentos antes de cocinarlos, que es donde se forma la mayor parte de la acrilamida y del hidroximetilfurfural.
Al respecto, el investigador del CSIC Francisco Morales, del Instituto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos y Nutrición, explica que así sus beneficios:
El poder aplicarlo en la superficie también es una ventaja económica ya que se requiere menos cantidad de producto que otros inhibidores actuales de acrilamida, que se aplican en la totalidad del alimento. También abre la posibilidad a que la cobertura se comercialice como un ingrediente para el consumidor final, quien podría aplicarla mediante spray en los alimentos antes de cocinarlos”.
Un dato que vale la pena destacar, y que han aclarado los científicos del CSIC es que estos compuestos cancerígenos se forman al hornear o freír los alimentos, no al hervirlos. Por esto se ven afectados, principalmente, productos de pastelería y bollería (galletas, tostadas), las patatas fritas, los cereales de desayuno, el café y sus derivados… Vamos, que son productos que todos consumimos en menor o mayor medida, tal como explica Morales:
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La ingesta estimada de acrilamida varía según los hábitos alimenticios y los sectores de población, aunque los niveles medios se sitúan entre 0,4 y 1,0 microgramos de acrilamida por kilo de peso y día. Por el contrario, en el caso del hidroximetilfurfural, los valores medios de ingesta se sitúan entre 70 y 140 microgramos por kilogramo de peso y día, ya que esta sustancia presenta una mayor concentración”.
Vale acotar que actualmente la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) está analizando los niveles de estas sustancias cancerígenas presentes en nuestra dieta diaria. Sin embargo, aún no existe una normativa común acerca de cuáles son los límites tolerables…
Así que mientras se describen, bien vale la pena saber que este compuesto está siendo patentado para posteriormente comercializarlo, y alivia saber que su forma de aplicación es bastante simple. Ahora falta que el precio con el que salga al mercado sea accesible para que no encarezcan los preparados alimenticios que lo incluyan y con ello reduzcan sus concentraciones de acrilamida y del hidroximetilfurfural.
Link: Un producto natural elimina dos compuestos cancerígenos de los alimentos horneados y fritos (CSIC)