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Bueno, ya está. ¡A los botes! ¡Mujeres y niños primero!
El día del juicio final ya se acerca inevitablemente, porque en la Universidad de Arizona, un grupo de investigadores se está quemando las pestañas para ultimar detalles en un material que detecta por sí mismo cuando está dañado y se autoregenera de manera automática. Un T-1000 cualquiera. Junte miedo, querido lector.
Esta estructura emplea polímeros con “memoria de forma”, o materiales que regresan a una forma predeterminada al ser calentados a cierta temperatura, que operan mediante una red de fibra óptica que hace simultáneamente las veces de sensor de daños y sistema de entrega de calor. Así, al percibir algún tipo de rotura, un laser infrarrojo transmite luz a través de la red de fibra óptica, desplegando energía térmica en el punto dañado y activando los polímeros con memoria que están programados para fortalecer hasta 11 veces, recuperando hasta un 96% de su resistencia original.
Y por si fuera poco, el proceso de recuperación puede ejecutarse mientras la estructura está en operación, algo que nunca había sido posible con las técnicas de sanación existentes.
Como siempre, este avance puede ser un hito para la medicina, pero también una importante amenaza en caso de caer en las manos de “los malos de la película”.
Ante las dudas, yo ya me empiezo a calzar el chaleco salvavidas, con o sin botes… “Hasta la vista, baby!”
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Antes de huir, revisa un video demostrativo del polímero con memoria tras el salto:
Link: New Self-Healing Materials Detect When They’re Damaged and Fix Themselves (PopSci)