Bicentenario

(037) Interviú a Franklin Chang-Díaz, el astronauta latinoamericano que más veces ha ido al espacio

En 1968, Franklin Chang-Díaz tenía 18 años, no sabía inglés, tenía sólo US$50 en el bolsillo y estaba parado en Estados Unidos tras viajar solo desde San José de Costa Rica. Franklin había emprendido el viaje con una idea en la cabeza que se convirtió en su misión: ser un astronauta. ¿Le dijeron que estaba loco? “Sí claro, todo el tiempo”, dice Chang-Díaz desde la oficina de su fábrica de cohetes en Houston, Texas, 42 años después, al teléfono con FayerWayer.

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Con un título de ingeniero mecánico, un doctorado en física del MIT y la cifra récord de más de 1.600 horas en el espacio tras siete viajes fuera de la Tierra, Chang-Díaz dirige hoy Ad Astra, una empresa con sede en Costa Rica y Estados Unidos que fabrica motores de cohetes que – de acuerdo a sus planes – serán los que llevarán al ser humano a Marte.

“Yo llegué a Estados Unidos hace ya 40 años más o menos con el deseo de convertirme en astronauta. Era muy poco probable que lo fuera a lograr, pero los planetas se alinearon y me resultó”, dice.

– ¿Qué lo llevó a continuar y no darse por vencido, siendo que había tantos obstáculos?

Bueno yo soy un tipo muy testarudo. Creo que parte de las cosas que me han ayudado en la vida no solamente son muchas personas que me han ayudado, sino que también tengo un carácter muy persistente. No me doy por vencido fácilmente. Y eso me mantuvo en los Estados Unidos, pude abrirme paso y seguir adelante.

– ¿Qué fue lo mas dificil para llegar a su objetivo?

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Bueno, siempre hay barreras, la primera barrera que tuve que sobreponer fue la del idioma. Yo no hablaba el inglés cuando llegué aquí a Estados Unidos, lo tuve que aprender. Llegué solo, tenía 18 años, así que también tenía que abrirme paso en una nueva sociedad, una nueva cultura.

– ¿Qué falta en América Latina para que las personas no tengan que emigrar para ser científicos?

Latinoamérica tiene muchos casos de éxito. En el ámbito espacial no ocurre tanto, porque es un ámbito relativamente nuevo para los países latinoamericanos, pero creo que ahora las cosas han cambiado mucho, porque el acceso a la información es mucho más fácil y el desarrollo aeroespacial ya no está limitado solo a países como Estados Unidos, Europa o Japón. Ahora es posible hacer ciencia realmente en cualquier lado del planeta, entonces las condiciones han cambiado mucho y estos casos de éxito son ahora más factibles en nuestros países latinos que lo eran antes.

– Usted trabaja ahora en un nuevo tipo de motor para cohetes en su empresa, ¿podría explicar de qué se tratan los cohetes VASIMR?

El transporte espacial se hace por medio de cohetes químicos. En estos momentos eso es lo único que tenemos, los cohetes químicos que se usan para transportar satélites, enviar seres humanos al espacio, todos son iguales, son cohetes relativamente antiguos que se inventaron hace 6 mil años por los chinos, pero que fueron desarrollados más durante la guerra y después de la apertura al espacio con las primeras misiones orbitales. En los ’70 y ’80 se llevó la tecnología al máximo de desarrollo.

Pero los motores químicos realmente llegaron ya a un punto de saturación, ya no pueden dar más rendimiento de lo que están dando. Han llegado a su límite, entonces hay que desarrollar nuevos sistemas de propulsión espacial que nos permitan ir a más velocidad y cubrir más distancias en poco tiempo. Por ejemplo, un vuelo a Marte hoy en día con un motor convencional duraría de unos 7 a 8 meses más o menos, es un viaje muy lejos, muy largo, y esos viajes son realmente prohibitivos para los seres humanos. Aunque podría ser que sobrevivan, yo creo que sería un vuelo muy duro y muy difícil de repetir. Entonces hay una gran necesidad de cambiar de paradigma en el transporte espacial, y eso es lo que estamos haciendo nosotros con el desarrollo del motor VASIMR, que es un motor de plasma que ya no usa componentes químicos, sino que utiliza plasma, que es un estado de la materia supercaliente, es como la temperatura del sol, y son procesos mucho más avanzados con cohetes de toberas magnéticas, es tecnología muy nueva que nos permite realizar un vuelo a Marte en 2 meses en lugar de 7 u 8 meses.

– ¿Cuándo podremos ver al VASIMR funcionando?

La primera demostración en el espacio que vamos a hacer nosotros es en el año 2014 en la Estación Espacial Internacional (ISS). Vamos a montar un pequeño prototipo del motor, para probarlo y dispararlo en la ISS, y verificar el rendimiento, su fiabilidad y capacidad de operar tal como estamos prediciendo. (La ISS es afectada ligeramente por la gravedad de la Tierra, lo que hace que cada cierto tiempo los transbordadores deban darle “un empujón” hacia arriba para que permanezca en órbita. Instalarle un cohete ahorraría esta tarea a los transbordadores y mantendría a la estación en su posición).

Luego de eso el plan de la compañía es utilizar el mismo motor, que es de 200 kilovatios de potencia, para servicios robóticos en órbita: transporte, movimiento y reparación de satélites, y también para eliminar la basura que hay en órbita, que son satélites que se usaron y están viejos y muertos y andan a la deriva en el espacio, que constituyen un peligro para otros satélites y vehículos espaciales. Entonces hay un mercado que se esta formando que nos permitiría desarrollar servicios que se le prestan a las compañías de satélites para mantener la infraestructura y la constelación de artefactos en operación. Y esa sería la primera actividad comercial de la compañía, que nosotros la planeamos para el 2015 – 2016.

– ¿La experiencia en el espacio como astronauta le ayudó en el desarrollo del cohete?

Sí, me ayudó para entender el nicho que el motor iba a llenar. Porque lo importante es que el viajar al espacio hace que la persona pueda apreciar un poquito más la magnitud, la dificultad que tiene llevar seres humanos a Marte. Es muy diferente a llevar seres humanos a la Luna. Muchas veces ese cambio de ir de la Luna a Marte se hace sin pensar mucho las implicaciones que esto tiene, y yo creo que el volar en el espacio le permite a uno tener un poquito más de sensibilidad al respecto.

– ¿Cuándo podríamos ver viajes a Marte?

Bueno, primero empezaremos en otra fase con motores más potentes, para transporte de cargas a la Luna, cargas pequeñas de unas 2 o 3 toneladas, pero ya a puntos mas distantes, pero usando el mismo concepto de remolcador espacial.

Luego que tengamos ese nicho de negocio establecido, la compañía piensa montar por ahí en el 2018 o 2019 un laboratorio de pruebas en la Luna, donde podamos probar motores más potentes, del orden de los 10 a 50 megavatios de potencia, que ya no se pueden probar en la Tierra ni en la ISS. Usando energía solar vamos a disparar esos motores por periodos de unos 3 a 4 meses para asegurarnos que funcione sin fallas, y para asegurarnos que sea un motor completamente fiable. Ese si sería el motor que usaríamos para enviar seres humanos a Marte o lugares más lejanos. Pero eso ya requiere actividad internacional, no solo con la NASA sino que también con otros países que estén involucrados con los viajes al espacio.

– ¿Está de acuerdo con la estimación de que en 2030 habrá viajes a Marte?

A mí me parece que ese pronóstico es un poquito lento, un poquito tarde. Creo que podemos ir más rápido, pero realmente pronosticar una fecha en estos momentos no es razonable, porque inclusive no se sabe que dirección va a tomar el programa espacial norteamericano. Eso lo están discutiendo en el Congreso en este momento y hay que darse cuenta que hay otros países en el juego en este momento, particularmente la India, China, Japón, Europa, Rusia y otros que puedan venir por añadidura, por actividad conjunta. Creo que esta es una actividad planetaria, mundial, y los Estados Unidos es uno de muchos jugadores, entonces la fecha de aterrizaje en Marte no va a ser dictada por ellos, sino que la fecha se obtendrá de un trabajo conjunto de varios países.

– ¿Qué opina de los nuevos planes espaciales de EE.UU?

Es un cambio muy bueno, muy oportuno y muy necesario, porque el transporte espacial como se estaba haciendo hasta ahora es relativamente insostenible porque es sumamente caro. El acceso al sector privado permite que el desarrollo se haga de una forma más eficiente y más segura hasta cierto punto. Es algo similar a lo que ocurrió con la industria aeroespacial o aeronáutica. La industria aeronáutica se desarrolló en los años ’30 y ’40 por convenio con el gobierno de Estados Unidos, cuando empezaron los primeros vuelos a llevar el correo. Hoy en día es una industria de miles de millones de dólares que funciona muy bien, y que transporta miles de pasajeros al día todos los días de una forma segura, fiable y barata.

Entonces ese mismo modelo de transporte se puede emplear para el espacio, no solo para vuelos cercanos a la Tierra, en órbita, vuelos a la Luna, etc. La participación del sector privado abre una serie de nichos de negocios muy interesantes y es algo que debe suceder. Esta iniciativa es una buena iniciativa, es algo necesario.

El único problema es que se está implementando en un momento crítico, donde el transbordador espacial deja de funcionar este año o el año entrante. Entonces hay una brecha y un periodo de tiempo de unos 5 años cuando los Estados Unidos todavía no hayan logrado el acceso privado, comercial, pero tampoco tienen el acceso al vuelo estatal. Entonces hay un periodo faltante donde el país no va a tener la capacidad de enviar seres humanos al espacio sino utilizando cohetes rusos, y eso es algo sumamente controversial aquí en Estados Unidos, y hay mucha resistencia a ese cambio.

Es un cambio que debió de haberse hecho hace como 10 años y no lo hizo el presidente anterior. Este presidente ha decidido implementar ese cambio, que es necesario, pero es medicina muy fuerte, que es necesaria pero el paciente a veces no la puede aguantar cuando está muy débil. Entonces hay que tener cuidado cómo esa transición se hace.

– Al igual que con la industria aeronáutica, ¿cree que en el futuro va a haber viajes espaciales para todos?

Claro, creo que es una cosa que eventualmente vamos a ver y creo que es inevitable. Esperamos que se haga lo antes posible. Esta acción del presidente está precipitando ese cambio que es muy necesario, y eventualmente sí, vamos a tener viajes comerciales normales, seguros y mas baratos para cualquier tipo de personas que quieran ir al espacio y a hacer negocios, porque el espacio es un lugar de negocios tambien.

– ¿Extraña algo de los viajes al espacio?

Es una experiencia maravillosa, y yo no he cerrado la puerta todavía en cuanto a viajes espaciales. Ahora claro, no lo voy a hacer con la NASA porque no estoy trabajando con el gobierno, pero la industria espacial privada se está desarrollando muy rápidamente y yo no descarto la posibilidad de que aparezca la oportunidad de volar otra vez. Estoy completamente listo si la oportunidad se da. Yo visualizao que cuando tengamos un laboratorio operando en la Luna, por ahi en el 2018 o 2019, una parte del personal de la compañia va a estar operando ahí, y creo que esos viajes van a ser bastante rutinarios en esos tiempos.

Video de la misión STS-34 a bordo del transbordador Atlantis, en 1989.

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