Madre hay una sola, es cierto, pero padres pueden ser muchos. Desde nuestro padre biológico, hasta un tutor, maestro o consejero. Lo importante es que así como las madres nos protegen y ponen los límites, muchos padres nos enseñan o guían a través del duro camino del conocimiento y desarrollo personal.
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Este post busca en parte homenajear a algunos padres anónimos y no tanto relacionados con la tecnología y sus usos, aquellos que nos hicieron las cosas más simples, pero no recordamos o no los tenemos presentes a diario como a los archiconocidos de siempre. Algunos quizás hayan trascendido en su época y tengan la suerte de ser hoy reconocidos dentro de sus ámbitos, pero seguramente la masividad de sus inventos haya superado su nombre y genialidad, por lo que decidimos dar un breve repaso de estos genios desconocidos de la tecnología.
Lonnie G. Johnson – Super Soaker
Este inquieto inventor estadounidense convirtió un hobby en una fortuna nunca imaginada. Luego de graduarse en ingeniería a principios de los ’70 y trabajar como investigador en los laboratorios nacionales de ciencia y tecnología Oak Ridge, se desempeñó como jefe de seguridad en el área de energía nuclear del ejército de los Estados Unidos. Esta experiencia le permitió en 1979 obtener un puesto como Senior System Engineer en la NASA para trabajar como diseñador e ingeniero en protección de fallas en los proyectos Galileo (misión espacial a Júpiter), Mars Observer y Cassini-Huygens (Saturno).
Pero mientras el proyecto Galileo daba sus primeros pasos, una idea que rondaba su cabeza se convirtió en un novedosa pistola que revolucionaría el entretenimiento infantil, y no tan infantil: el Super Soaker, más conocida por nosotros como pistola de agua. Johnson licenció la fabricación de Super Soaker en 1989 a Larami Corporation, quienes luego de varios años la licenciaron a Hasbro, los que la convirtieron en un producto masivo. Esta pistola facturó en ventas desde su lanzamiento más de 1 mil millones de dólares convirtiéndose en el juguete más vendido en los Estados Unidos a principios de la década de los ’90.
Johnson de 61 años es un amante de los niños y los juguetes, y desde varias organizaciones que ha dirigido intentó proteger a los menores en situaciones críticas o de pobreza en el estado de Georgia. El reconocimiento de la comunida lo recibió en 1994, cuando la ciudad de Marietta decidió declarar el 25 de febrero como “El Día de Lonnie Johnson”.
En la actualida dirige su propia compañía desde donde diseña un modelo de pila de capa fina, una nueva generación de baterías recargables, mucho más limpias y duraderas que las actuales de ion-litio. Además, su proyecto y diseño llamado JTEC (Johnson Thermo-Electrochemical Converter System) para convertir energía térmica en eléctrica, servirá en el futuro para aplicarse en plantas de energía solar y energía térmica oceánica.
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John Backus – FORTRAN
Este científico e informático estadounidense aceptó en1954 el desafío de IBM para liderar un proyecto de investigación y desarrollo de un lenguaje de programación que se asemejara a la notación matemática de la época, con el objetivo de acortar tiempos y solucionar limitaciones de las calculadoras de aquel entonces para poder incorporarlo a sus computadoras IBM 704 de 40 mil instrucciones por segundo. Así es como nació FORTRAN, el primer lenguaje de programación de nivel alto y que transformó todo lo hecho hasta ese momento en el campo de la informática a lo que hoy conocemos como plataforma de trabajo.
En 1991 se jubiló de IBM y se retiró para descansar de las penurias provocadas por un tumor cerebral diagnosticado en su juventud y que le generó convivir con una placa en su cabeza (la cual luego fue reemplazada por una segunda placa diseñada por él mismo) hasta su fallecimiento en 2007.
La visión de Backus logró que FORTRAN, el cual poseía en sus inicios unas 25 mil líneas de código automático almacenadas en cinta magnética, sea hasta el día de hoy unos de los lenguajes predominantes en las áreas dedicadas a cálculos científicos y matemáticos complejos.
Pedro Paulet – Cohetes
Este ingeniero peruano está considerado como un pionero en la investigación astronáutica y fue reconocido por científicos de todo el mundo como “el padre de la cohetería moderna”. Paulet nació en 1874 en Arequipa y con sólo 19 años, gracias a una beca del gobierno peruano, pudo viajar a Paris a estudiar ingenieria en La Sorbona.
Siempre tuvo curiosidad por los calamares y su forma de desplazarse en el agua. Ese sistema de propulsión a chorro, diseñado y probado por Paulet, es lo que hoy se utiliza en todo tipo de vehículos de lanzamiento vertical. Tuvo la fortuna de poder estudiar y experimentar entre las dos grandes guerras, una época en la que muchos empresarios buscaban ingenieros para financiar nuevos proyectos armamentísticos. Lamentablemente para muchas de estas compañías, Paulet era una persona con unos principios e idealismo férreos, por lo que rechazó dos millonarias ofertas por parte de Henry Ford y del ejército alemán para fabricar misiles.
Este comportamiento pacífico provocó que incluso en su país fuera dejado en el anonimato. Durante la primera década del 1900, científicos rusos, alemanes y estadounidenses comenzaron a diseñar los primeros cohetes y propulsores para naves tripuladas basados en los conceptos y desarrollos del “autobólido”, el primer concepto de nave espacial de Paulet. Casi 25 años después de su muerte, fue el ingeniero alemán Wernher von Braun, jefe y diseñador del V-2 nazi y del cohete Saturno V que llevó al primer hombre a la luna, quien es también considerado como uno de los más importantes diseñadores de cohetes del siglo XX, el que afirma en su libro “Historia Mundial de la Astronáutica” de 1966, que nada de lo logrado hasta ese entonces habría sido posible sin los descubrimientos y diseños de Pedro Paulet.
En su honor, el 2 de julio se festeja en Perú el Día Nacional de la Aeronáutica.
John Miller – Montaña Rusa
Aunque las primeras montañas rusas nacieron en Rusia – como lo dice claramente su nombre – su apogeo llegó de la mano del estadounidense John Miller, quien a principios del siglo XX desarrolló piezas claves de estos entretenimientos.
Miller tiene a su nombre más de 100 patentes relacionadas con sistemas de seguridad y otros componentes de las montañas rusas, además de haber diseñado 60 de estos trenes para parques de diversiones.
Una de las mayores contribuciones de Miller fue la rueda de baja fricción, una rueda que va por debajo de las vías y que permite que el tren no se salga del carril bajo el intenso movimiento de la montaña rusa. Esta rueda permitió que se incluyeran ángulos más abruptos en las caídas, curvas cerradas y mayores velocidades. La rueda todavía está en operación en casi todas las montañas rusas que existen.
Ernö Rubik – El cubo Rubik
Nacido en Hungría en 1944, Ernö Rubik es un inventor, escultor y profesor de arquitectura, aunque es más conocido por el cubo que lleva su nombre y que ha causado más de un dolor de cabeza a muchos. El cubo es un puzzle en tres dimensiones, que Rubik inventó en 1974 y que ha ganado varios premios como mejor juego.
“El espacio siempre me interesó, con sus increíbles y ricas posibilidades. La alteración del espacio por objetos arquitectónicos, la transformación en el espacio (esculturas, diseño), el movimiento en el espacio y el tiempo, su correlación, repercusión en la humanidad, la relación entre el hombre y el espacio, el objeto y el tiempo. Creo que el cubo salió de este interés, de esta búsqueda de expresión y por la creciente agudización de estos pensamientos”, señaló Rubik en una reflexión posterior respecto a la invención del cubo.
Rubik también diseñó muebles y otro tipo de juegos, aunque su cubo se mantiene como uno de los más reconocidos, que hoy en día tiene campeonatos para resolverlos en el menor tiempo posible y también desafíos de robots que resuelven el puzzle.
Scott Fahlman – El emoticón de sonrisa
No hay nada más natural para expresar felicidad en a través de internet que poner dos puntos y un paréntesis, simulando una sonrisa. Pues en realidad no es tan natural, y quizás no lo usaríamos ahora si no fuera porque al ingeniero en computación Scott Fahlman se le ocurrió que sería una buena idea.
En 1982, Fahlman propuso usar :- ) y :- ( para ayudar a distinguir los posteos que eran broma de los que eran serios en el panel de mensajes de la Universidad de Carnegie Mellon – al parecer varios científicos que discutían ahí tenían problemas para reconocer cosas como el sarcasmo. La idea fue bien acogida, y de a poco el emoticón se fue extendiendo hasta que llegamos hoy a variaciones como xD y 1313.
El mensaje posteado por Fahlman el 19 de septiembre de 1982 en ese panel de mensajes fue:
Propongo que se utilice la siguiente secuencia de caracteres para quienes hacen bromas:
:- )
Hay que leerlo de lado. En realidad, sería más fácil marcar las cosas que NO son bromas, considerando las tendencias actuales. Para esto, usen
:- (
Fahlman trabajó también en otras cosas como redes semánticas, redes neurales, lenguaje de programación Dylan y en Common Lisp, aunque ha sido reconocido sobre todo por esos tres caracteres en secuencia que parecen una cara sonriente.
William Ross Aiken – Pantalla plana
De no ser por las vueltas del destino o como suele decirse, “estar en el momento y lugar incorrectos” lo que hoy conocemos como flat panel, flat TV o pantalla LCD podrían haber existido desde hace 50 años. Y como estamos hablando de padres anónimos, Aiken creo que es quien se lleva el mérito de ser uno de los ilustres más desconocidos de la historia.
William Ross Aiken fue un ingeniero que trabajó casi toda su vida para la industria militar estadounidense. Desde distintos ámbitos de trabajo se interesó por mejorar las interfaces de visualización de los registros obtenidos por cada uno de los sistemas desarrollados por la US Army, tales como los radares, medidores de radiación o mapeadores de terreno.
Aiken inventó una práctica pantalla plana CRT de menos de 3 pulgadas de espesor en la década de 1950, pero no pudo encontrar a nadie interesado en fabricarla. A pesar de que golpeó varias puertas, en plena guerra fría nadie se fiaba de un desconocido inventor que traía entre sus manos un producto tan logrado e innovador. Fue así como empresas del nivel de Warner Brothers y General Electric rechazaron su oferta. Incluso RCA, fabricante líder de televisores en los ’50 no pudo concretar un acuerdo. En este caso no fue la falta de interés sino la inmensa inversión monetaria que ya había realizado en la fabricación de tubos de rayos catódicos. Este mal augurio significó que Aiken continuara con su aporte al entusiasmado ejército estadounidense, quien autorizó a Kaiser Industries a fabricar su pantalla plana para incorporarla en barcos, submarinos y aviones.
Claro, nadie quería correr el riesgo de invertir en un producto nuevo y desconocido si empresas como General Electric o RCA lo habían rechazado. El efecto que le produjo esta serie de rechazos y el vencimiento de las patentes adquiridas lo llevaron a dejar encajonado su proyecto y terminar sus días trabajando para una empresa de señalización de autopistas.
La burocracia corporativa, el miedo y la tensión reinante en tiempos de guerra fría y desde ya, la falta absoluta de suerte, hicieron de William Ross Aiken una de las mayores promesas truncas en la historia de los inventos. Ni siquiera una nota en la reconocida revista Mecánica Popular de aquellos tiempos logró cambiar la fortuna del verdadero padre de las pantallas planas.
Conociendo los avances de la actualidad, Full y High Definition, 3D, OLED, todos logros conseguidos en los últimos 20 años, ¿se imaginan lo que podría ser hoy la televisión si alguien hubiera escuchado a William Roos Aiken en los ’50?