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Seocho-gu, distrito de Seoul, cuna de Samsung Group (cc) titicat
Las compañías de electrónica de consumo y el ecosistema que las rodean están en aprietos. La Ley de Moore de rendimientos acelerados comanda los procesadores, pero también los paneles de LCD, los reproductores de medios, y todo lo que de alguna manera podamos llamar ‘digital’. En el pasado los sistemas de VHS no bajaron tan rápido de precio como los DVD, los televisores de CRT respecto a los de LCD tampoco. Cuando pasas de piezas físicas a silicio, el juego cambia. Esto quiere decir que por un lado hay un aumento exponencial en capacidades a lo largo del tiempo, pero todo tiende a indicar que demanda de los consumidores no crece de esta forma.
El fenómeno de los Netbooks, hizo que los fabricantes abrieran sus ojos y se dieran cuenta que la mayoría de la gente no demanda una gran capacidad de cómputo. Finalmente se acabó la guerra de los megahertz y los diseñadores en Dell, HP, Lenovo y compañía han tenido que hacer algo que nunca habían hecho: diseñar. Esto coincide con la escalada en rendimiento de la arquitectura ARM y por ende, con la llegada de una tonelada de aparatos de computación personal que no necesariamente deben tener un ‘Pentium 7’ en su interior.
Los fabricantes deberán vender más unidades de lo que vendían antes, con el esfuerzo que significa, para ganar el mismo dinero. Por otro lado, tendrán que innovar al interior de sus compañías y no sólo ensamblar lo que sus proveedores de optoelectrónica, almacenamiento, software y semiconductores les entregan. Para ganar más dinero, y seguir con su filosofía de crecimiento, Samsung, LG, Sony y compañía, tienen dos opciones: forzar el recambio o abrir nuevos mercados.
La industria vio Avatar 3D y cree que ahí está el futuro. La gran interrogante es si nosotros, los consumidores, pensamos lo mismo. Debo ser sincero, tengo serias dudas respecto al fenómeno 3D. Puedo estar equivocado, pero no me agrada tanto la idea de ponerme anteojos cada vez que prendo el televisor o la de concentrarme tanto en una imagen — no por nada le llaman la “caja tonta”. Ellos creen forzadamente que pueden traspasar el éxito de las películas 3D al día a día por una razón sencilla: es la única forma que tienen de generar un recambio de tecnología tanto a nivel de producción (cámaras), post-producción (procesamiento) y clientes finales (proyectores, televisores y monitores) para replicar el éxito monetario de la transición a la alta definición.
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Por el lado de la expansión a nuevos mercados, están las llamadas economías emergentes, los amigos BRIC (Brasil, Rusia, India y China). Estas regiones los ayudarán, pero, ¿crecen tan rápido como para compensar las debilidades de la industria? Al mirar la economía global, el crecimiento del producto interno bruto real per cápita, no pareciera crecer mucho, es bastante lineal. Si lo sumamos al hecho que nada pareciera indicar que África, y sus mil millones de personas, se vayan a poner al día en el mediano plazo, definitivamente las proyecciones de los grandes de la tecnología solo vive en las ponencias.
De acuerdo a lo escuchado esta semana en CES, las proyecciones de los fabricantes es crecer en 4 veces sus ventas en los próximos 10 años. No todos lo lograrán, y los que sí, tendran que hacerlo a fuerza de sacar al resto del mercado. Aún cuando algunos de los jugadores actuales en la industria, podrían verse desplazados, el acceso libre a los mismos proveedores que mencione anteriormente, hacen que la entrada de nuevos jugadores sea relativamente sencilla: un caso de esto fue el difunto proyecto CrunchPad.
Todo esto no es más que buenas noticias para nosotros y malas para los titanes de la tecnología. Estamos en una época de transición, en la cual el poder sobre el mercado pasa de las manos de los grandes jugadores de la industria a nosotros, quienes abrimos nuestra billetera para decidir si darles o no nuestro dinero. El consumo en tecnología aumentará, de eso no me cabe duda, pero el dinero se repartirá entre más organizaciones, con mayor competencia y real innovación, nuevas y jugadas ideas que serán algo completamente distinto a lo que hemos visto esta semana en Las Vegas: todos pensando en lo que la industria necesita y nadie pensando en nosotros.