El Boston Retinal Implant Project es uno de los 22 programas a nivel mundial que han estado trabajando para devolver la visión a personas que la han perdido paulatinamente por culpa de alguna enfermedad degenerativa de la retina. Luego de 20 años de esfuerzos conjuntos entre médicos y científicos, la idea de una retina artificial está dejando de ser sólo un sueño para convertirse ahora en un prototipo, el que de funcionar podría solucionar algunos tipos de ceguera.
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El dispositivo que permitirá esta hazaña científica es un implante bio-electrónico que transmite imágenes al cerebro vía una conexión del diámetro de un cabello humano. Colocado tras la retina, el dispositivo funciona como un transmisor de luz, lo cual limita su uso sólo a personas que tengan las células del nervio óptico parcialmente intactas, no pudiendo ser implantado en aquellas afectadas por glaucoma o que son ciegas de nacimiento. Si bien el dispositivo no devolverá a sus usuarios una visión perfecta, les permitirá detectar formas y obstáculos a su alrededor, pudiendo así prescindir del bastón de ayuda. De todos modos el equipo de investigadores espera que más adelante los pacientes puedan reconocer caras, objetos y detalles generales.
En su forma final, el implante será muy pequeño y resistente al agua, al vapor y a la corrosión, ya que se espera que luego de implantado funcione por al menos 10 años. Las primeras operaciones para colocar este dispositivo podrían ocurrir dentro de los próximos años, pero pruebas en animales podrían realizarse durante este año.
Link: Eyes on prize: Visionary device gives hope (Vía CrunchGear)