Ustedes mismos son testigos de esto a diario en FayerWayer: todos los días hay algo nuevo que mostrar en cuanto a tecnologías móviles. Y por cada aparato nuevo que mostramos, unos cientos quedan obsoletos. La foto de arriba es un fiel reflejo: lo que ven es el volcado de uno de los cientos de contenedores que existen en un centro de acopio y reciclaje de celulares en Hillard, Ohio, Estados Unidos.
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En este reportaje del New York Times aparecido ayer hay algunas luces acerca del creciente negocio de la basura electrónica, o e-waste. La amenaza, queda claro, no está en el manejo de productos que contienen materiales de alta toxicidad, sino el acopio de miles de productos de bajo impacto ambiental y su impacto en la naturaleza.
Los teléfonos celulares son hoy la más valiosa pieza de e-waste. Cada uno contiene al menos un dólar en metales preciosos, en su mayor parte oro. Sin embargo, y aunque un celular contenga una concentración muchísimo mas baja de materiales peligrosos que una computadora — un monitor CRT en desuso puede contener hasta tres kilos de plomo — su creciente acumulación preocupa.
Con la nueva ola móvil encima, este hecho no deja de ser cierto, ya que de acuerdo a la consultora ABI Research, el año pasado solo en Estados Unidos se vendieron 1.2 millones de terminales, los que fueron a reemplazar a otros comprados hace doce meses atrás. ¿Acaso alguien sabe donde irán a parar realmente en un par de años más las toneladas de iPhones que van a quedar en desuso?
En Chile aún no existen métodos apropiados — y masivos — para deshacernos de nuestro tarro regalón o los celulares que guardamos hace años en una caja. Algo tanto o más importante que las propias compañías — como Dell, HP y Apple — preveen, disponiendo de servicios de reciclaje especializados en Estados Unidos y Europa.
Es ahí cuando esfuerzos como el de Greenpeace de pedir a las empresas de tecnología de consumo métodos y materiales de producción seguros para sus empleados y consumidores junto a métodos de eliminación amigables para el planeta cobran real sentido y suenan un poquito más fuerte por estos lados, dejando de ser simplemente un grito en el medio del mar.
UPDATE: En Chile sí existe una facilidad para hacerlo, y es Recycla. (¡Gracias Fco y Hugo!)
Link: The Afterlife of Cellphones (The New York Times, vía Textually)