Por razones de trabajo, la semana pasada me tocó estar en Nueva York. Obviamente, como buen geek, aproveché de hacer un peregrinaje al cubo de la Apple para probar su último chiche: Apple TV. Antes de continuar debo reconocer que soy un fanático del cine. Cada peso que ahorro lo gasto en mi humilde cine hogareño. Hace un año me conseguí una pantalla HDTV 1080p usada a un tercio del precio original, y por US$200 me compre hace tres años un receiver Phillips de sonido 5.1, con soporte para Dobly Digital y DTS. Si eso no significa nada para ti, no importa. Lo que si importa, es que absolutamente todo el contenido que veo en esa televisión proviene de dos fuentes: DVDs e Internet. Por lo tanto, cuando Apple anunció Apple TV, me fascinó la idea de poder visualizar fácilmente el contenido de mi computador en la televisión.
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En el presente, cuando quiero ver un capítulo de Lost (descargado en calidad HDTV y con sonido 5.1), tengo que meter un brazo en la telaraña de cables que tengo detrás del televisor, sacar el cable DVI necesario y conectarlo a mi MacBook, y luego volver a meter el brazo para sacar el cable de audio óptico y conectarlo a mi MacBook. Después de ese proceso un tanto desagradable, finalmente puedo disfrutar de una de mis series favoritas en una calidad de video y audio alucinante. Pero debería ser más simple.
Con el Apple TV, si tienes una televisión de alta definición, es más simple. Lo conectas a la corriente, y luego conectas el cable HDMI al televisor y estás listo. Si tienes un receiver aparte, como yo, simplemente llevas otro cable Toslink de audio óptico al receiver, y ahí si que estás listo. En pocas palabras, lo que hace Apple TV, es permitirte reproducir fácilmente en tu televisor todo el contenido que tengas en iTunes e iPhoto.
Lo que funciona perfecto, son las fotos y las canciones. Todo lo que tengas en iTunes o iPhoto, o únicamente lo que decidas que se copie, pasa sin problemas a tu Apple TV y puedes accederlas en tu televisor con una interfaz simple y atractiva.
Pero los problemas empiezan con el video. El Apple TV sólo soporta videos en formato H.264 y MPEG-4, y aún estos con varias limitantes. Esto significa que si compraste una serie de televisión o película en la tienda iTunes, no tendrás problemas (aunque la calidad de estos videos deja mucho que desear, especialmente en un televisor HDTV). Pero como la mayoría de los mortales, tu colección de videos viene de diversas fuentes y en muchos casos iTunes Store no es una de ellas. Por ejemplo los capítulos de Lost que yo bajo, son archivos AVI comprimidos con DivX, un archivo y codec que el Apple TV no soporta. Por lo tanto, simplemente no puedes acceder a esos videos en tu Apple TV.
Por suerte, rápidamente los hackers de hardware y software están metiendo mano en el equipo, y logrando que haga varias cosas que la Apple no tenía consideradas (incluyendo el esperado componente DivX, o hasta un servidor web). El problema es que todavía poder echar a andar esas funciones requiere de un estómago fuerte y mucho tiempo libre. Pero la buena noticia es que es tan solo una cuestión de tiempo para que alguien saque parches fáciles de instalar para activar estas funciones.
Lo poco que pude probar el Apple TV en un par de ocasiones diferentes, y lo mucho que he leído al respecto, me hace suponer que este producto será un gran éxito. Simplemente no hay forma más simple de llevar tus videos, fotos y música al televisor. Es como un iPod para tu televisor. Pero no puede ser que únicamente soporte un par de formatos, cuando técnicamente el equipo es capaz de mucho más. De hecho, estuve dudando gastar los US$299 para comprarme mi propio Apple TV, pero sinceramente no vale la pena hasta que le agreguen soporte para más formatos de manera simple. Lo otro que realmente necesita es un disco duro más grande, al menos de unos 80 ó 100 GB. Únicamente mi colección de MP3 ya supera los 40 GB que trae la máquina.